jueves, 27 de septiembre de 2012

-- Premios: blogs y amigos

   Ayer unos simpáticos amiguetes, de España y de Allende el mundo (o sea, de la parte de Allende, méjico pabajo méjico parriba) me enviaban elogiosos comentarios de admiración, respeto y ganas de conocerme en persona, para deliberar -por lo visto- sobre algunos artículos incorrectamente escritos y...  si entre copa y copa se terciara, hacer con mi cabeza algún original instrumento de viento hasta hoy día poco estudiado  (al parecer, entre estas animosas personas,  se puede llegar a coger mi calavera y soplar por una de mis orejas y  escuchar por la otra una especie de pitido que nada tiene que envidiar a un Oboe de la Filarmónica de Londres). Todo un detalle que agradecí en su justa medida.
  Hoy, sin embargo, no obstante, agárrate, tócate los huevos, quién te lo iba a decir, anda que anda, toma que toma, el que vale vale y ole tus cohones... Hoy, digo, me nominan a un premio con nombre de lencería masculina para adultos que sepan llevar un blog con más o menos dignidad, escribiendo más o menos bien y sin que se les note mucho que aspiran pegamento antes de aporrear el teclado.
¡The Versatile Blogger Award!
Que digo yo, que si es muy difícil inventar unos premios que se llamen "Olé el arte, chiquillo", o incluso "Ay, que te como..."
Vale, vale, vale. Acepto el premio y agradezco al "asquerosamentesano" que se haya acordado de mí.
Las bases son:
a) nomino a siete blogs que me gusten.
b) cuento siete cosas de mí.
c)  y de los siete blog que nomino, les dejo en sus comentarios reseña de que les he nominado, para que ellos a su vez nominen a otros siete y vuelvan al punto  a) de... de... de arriba. Y repitan todo el proceso meticulosa, gentil y amablemente.
  Más o menos, es eso.
  Inmagina, Amelia, Desjjuest, Macondo, Merino57, Jorge Moreno y Toro Salvaje fueron los blogs (¿o las personas?) que nominé en mi primer premio.
  Volvería a nominarlos. Sin pensarlo un segundo. Les sigo leyendo y me siguen sorprendiendo... Han sido los primeros admirados (que no admiradores)  que he tenido... Y no había siete, había quinientos... Pero de quinientos me quedé con ellos.
  Y con ellos sigo.
  Y con ellos, otros que voy añadiendo, otros a los que mi cedazo no deja pasar, porque pesan, porque son grandes, porque son pequeños tesoros que encuentro y con toda la chulería del mundo me quedo para mí.
1º) Asquerosamentesano. http://asquerosamentesano.com
     porque me gusta. Porque es un boina verde y yo un caballero legionario. Y  entre unos y otros, siempre me resultó difícil encontrar a alguien que llevara en el pecho otra cosa que no fuera una cicatriz, un cardenal o un tatuaje hecho con la punta hirviendo de una aguja de coser, o con el reborde mohoso y afilado de la hebilla de unas trinchas. Porque en el pecho lleva grabado -¡leedle!- que es ante todo una bellísima persona. Por mucha pesa que me haga.
2º) El blog de Dolega. http://www.dolega.es
    porque es mujer y no muere en el intento. Porque anda llena de inquietudes y a cada una de ellas sabe darle salidas, ya sea plantando una tomatera o ya sea escribiendo simple y llanamente lo que siente. Porque su blog, al contrario de muchos que hay, no es una tapadera y ni siquiera un sumidero de aguas sucias. Escribe lo que quiere y lo escribe como quiere. Escribe cuando se le antoja y escribe de lo que se le antoja. Y tú vas y lo buscas. Pinchas. La buscas y la encuentras. Para bien o para mal. Pero no te engaña nunca. Es ella... Es ella porque no puede ser otra.
3º) Érase una vez un príncipe azul que nunca existió. http://evaletzy.blogspot.com
    porque tiene paciencia. Porque es esa rana a veces graciosa, a veces incómoda, a veces más real que una rana de cuentos, que tiene la sabiduría de posarse en la roca más cercana al lago... y ver pasar príncipes y príncipes y príncipes. Y así te engaña y así te hipnotiza y así te convence -con su candor de rana- para que pases por delante de ella. Y si pasas, te ficha. Porque resulta que ni es rana, ni es princesa ni espera a príncipe alguno que la bese. Eva ve pasar a la gente a su alrededor... me ve a mí y te ve a ti... y solamente seremos príncipes cuando ella estime que puede clasificarnos en su álbum de... De personas. Sabe mucho de cómo somos, y es digno (a veces misterioso) tanto conocimiento.
   porque su blog no me merece mucho más que una línea. Y que se lo tome como quiera. La nomino porque hablar de su blog se me antoja como si confesara dónde paro, dónde me siento bien, dónde ando a gusto, dónde... no quiero que nadie me moleste ni me encuentre. Porque soy un gran egoísta y me cuesta un mundo contar o ni siquiera compartir los lugares adonde me gusta ir solo. Porque su blog, a ratos, se me antoja como este Parque de María de Luisa, de aquí de mi Sevilla, donde sé que nadie me encuentra porque sé que es donde me gusta perderme.
5º) Construyendo el Mundo. http://encofrandoelmundo.blogspot.com
   mi amigo el Andaluz. De esos que dicen por el norte que se arrascan las pelotas mientras toman copas en la puerta de una taberna. Al Andaluz hay que leerlo. Me recuerda a mi suegro, de Estepa, Sevilla, que se llevó 30 años en Alemania y llegó de vueltas a casa con 65, para comprar un cupón en la calle Arroyo y caer fulminado de un paro cardíaco. O a mi amigo Manué, desde los catorce de albañil en Barcelona, que se vino a la tierra hace tres años y murió el mes pasado, con los pulmones reventados. O a mi abuelo materno, que de las Vascongadas (¿qué coño País Vasco?) volvió a Sevilla para morirse harto de coles por aquí por su pisito de la calle Feria... ¡No te asustes, paisano! Tu blog es estupendo y tus andaduras de andaluz con dos cohones en su sitio, merecen un SOBRESALIENTE  que ya antes se llevaron nuestros abuelos, nuestros padres o nuestros paisanos. Pero todavía, por muy en Uruguay que tú andes, aquí hay algunos que todavía piensan que estás en la taberna de abajo...  Y al final, no te extrañes que te pongan verde, cuando aquí, después de tantos años, todavía sabemos de sobras que Alemania, Vascongadas, Cataluña, Francia... tienen los cimientos encima de un Andaluz.
¡No te rías, uruguayo! Ya sé que mañana querrán matarme otra vez.
    un Señor, con todo lo que ello implica. No es dado a comentarios, no es dado a hacerse conocer: seguramente que lee tus artículos y ni en cien años lo sabrás. Por lo poco que lo conozco, leyendo simplemente cuanto escribe, intuyo que es (con todos mis respetos) un ratón de bibliotecas o ratón de blogs. Pero ratón en el sentido de que anda en silencio. En el sentido de que ni tiene ni desea ni necesita demostrar nada ni hacer patente su presencia. ¿Su blog? Leedlo. Besa, acaricia o abofetea sin dar explicaciones. Si en la coyuntura me pusiérais de dar explicaciones a mí, diría que lleva en las venas la sangre de una vieja estirpe de periodistas que ya hoy no encontraremos. A mí, personalmente, me gusta leerlo como él sé que me lee a mí. En Silencio. Y pasando página... pero con la comezón de que vuelves mañana otra vez.
7º) Un nómada recorriendo su destino. http://rmabad.blogspot.com
   te he dejado para el final, Raul, e incluso jugaré con la primera, la segunda y la tercera persona. Raul tiene unos 70 años, podría ser mi abuelo pero me encanta leerle que podría ser mi padre. Así es. Raul no tiene desperdicio, a Raul no hay por dónde cogerlo. A Raul, simplemente, hay que leerlo. Años de cárcel, años de palos y de palizas (y todas a lo literalmente, en una celda donde lo pateaban y le partían la cara a patadas y puñetazos), años de todo, de todo, de todo... Raul, sin embargo, tiene un blog tan poco conocido que solamente tiene un suscriptor: yo.
  Y es un blog que para mí es mi Biblia de cabecera. Un blog donde este anciano maño desgrana y hace click en cualquier sentimiento o cualquier experiencia que en toda tu puñetera vida jamás vivirás. Por muy legionario, por muy poeta, por muy periodista, por muy boina verde o por muy persona que seas: el blog de Raul pasa por encima de todo.
  El blog de Raul apisona.
  A Raul, mi viejo y maño y cabezota y herido Raul, vienen ahora los médicos a contarle que tiene los días contados.
   Raul, amigo, a tus setentas y pico años, con tanta cárcel y tanto palo y tanta sangre en los labios... como si te dijeran que acaba de descubrirse que el mundo es redondo.
   Te juro, compañero, que te traigo del Norte a Sevilla y me tomo veinte cervezas contigo. Igual que te juro que todos los blogs que he nombrado aquí, van ahora a leerte. Porque no hay un blog con tanta solera como el tuyo. Porque no hay un blog que hable de besos y de hostias, de abrazos y de palos en las espaldas, de poesía y de sangre, de paisajes y de celdas como habla el tuyo.
  Ya sé que vas a mandarme al carajo, viejo maño cabezota.
   Pero tu blog y cuanto has escrito en él, lo van a leer todos los puñeteros amigos que he nombrado aquí.
   Y dile al tonto del médico que te cuida, que de tres meses nada. Ni seis. Ni nueve. Ni veinticinco ni siquiera ciento ochenta y tres.
    Que tú antes tienes que venir a Sevilla a tomarte una copa con Jesús.
    Y que después... ya veré yo si dejo irte. Porque hoy te juro que te acuestas sabiendo que vamos a leerte muchos más... Porque hay que leerte, maño cabezota, porque si no, no nos explicaríamos muchas cosas.. Ni por qué leches tú estabas ahí para dejarlas contadas.
   
Fin del artículo. Para el próximo, las siete cosas que me definen. Palabra.

(Este premio va dedicado a mi amigo de Can Can Sevilla, Manuel Olivera, de cuya muerte se cumple hoy precisamente un mes. Va por ti, Manuel, ya que a tu sombra nació De Mil Humores, con tus consejos y tu siempre incondicional apoyo. Sin ti, este blog no existiría. Estés donde estés, este premio es más tuyo que mío. Un abrazo. Es imposible que pase un día sin recordarte, macho. Es imposible)
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martes, 25 de septiembre de 2012

-- Tanto tonto en Taringa

Innecesario debiera ser decirlo.

 Pero tras tantos comentarios y tantos correos recibidos, menester me es de higos a brevas recordar que cuanto escribo sale de mí y a la vez me pertenece a medias.

Que si mérito se encuentra en lo que hago, mitad es mío y mitad es del protagonista de mi caprichosa invención, que en cierto momento (aunque sea difícil de entender) cobra vida propia y deja de pertenecerme.

Pero me siento en la obligación de recordarlo.

Relatos hay en este blog donde escribe el amoroso padre de familia o el típico machista sin vislumbres de reciclaje. O escribe un abuelo añorante o escribe un chulo de tres al cuarto. O escribe una esposa escarmentada o escribe un marido receloso. O escribe un suicida o escribe un chaval de quince años. O escribe un paranóico o escribe un poeta de pocas luces. O escribe un loco o escribe un doctor. O un político o un desheredado. O escribe alguien que piensa que el mundo es verde para que al día siguiente escriba alguien diciendo que el mundo es gris...

Pero soy yo. Solamente yo quien mueve los hilos de mis marionetas.

Y me siento, ya digo, en la obligación de recordarlo: que Jesús Tadeo Sila no existe cuando escribe.

Que existen los personajes que crea, las historias que inventa, los diálogos que imagina... Pero poco más. Jesús Tadeo Sila ni está ni se le espera.

Hoy soy Hamlet y mañana Ofelia. Hoy Sancho y mañana Rocinante.

Nunca, nunca, nunca... sé de qué escribiré mañana. Como nunca acierto a adivinar quién leches escribirá: si el chulo, si el enamorado, si el padre, si Dios, si el parado, si el vivo o el muerto, si el pintor o el cuadro...

De las pocas cosas que sí puedo dejar claras, es que para mí escribir es sinónimo de inventar. Que me cuesta el triple de trabajo hacer una entrada de lo que me sucedió ayer...  que inventármela.

En TARINGA, un espacio social donde suelo endiñar algún post, me dejan comentarios del tipo de "¿cómo puedes escribir eso?", "¡pero si ayer decías lo contrario...!", "con cariño, te vamos a matar, hijo de la..."

Y sólo puedo responder: ayer no escribió Jesús, ayer escribió otro...

Escribir para mí, como entenderéis, es hacer ventriloquía con el teclado. Y si no lo entendiera así, me conformaría con mi diario personal... que por cierto, no lo tengo.

Escribir para mí, es darle cuerda y darle vida a un personaje distinto cada día. Y dejarlos volar, dejarlos andar solos, observar cómo se defienden y cómo se van convirtiendo en personajes casi, casi, casi... de carne y hueso.

Tan de carne y hueso, que hasta merecen comentarios personales. Y hasta amenazas. O sea: personajes creíbles cien por cien.

Por eso, por eso cuando los elogian o los entienden o los ignoran o los insultan... es cuando siento que lo estoy haciendo un poquito bien.

Porque en cierta medida, elogian, entienden, ignoran o insultan ... a algo o alguien que no existe más que porque yo le di la vida.

Esta entrada inesperada (inesperada porque todavía no sé a qué ficticio personaje se la endiñaré), va en cierto sentido dedicada con algo de afecto y conmiseración a la media docena de gilipollas de TARINGA que de la noche a la mañana quieren saber dónde vivo, quién soy y por dónde paro... con la entrañable intención, según me cuentan (¡ay, madre!) de convertirme en higadillos de pollo o patearme (cocearme) la cabeza en cualquier inesperada esquina de Sevilla.

Una pérdida de tiempo y de dinero, como bien se entiende, ya que (mientras no haya que coger avión) por tierra o mar me desplazo yo perfectamente a Barcelona, a Nicaragua, a Todelo, a Madrid o a Argentina...

¡Perdón! ¿No lo había dicho...?

Mirad la foto.

No me he puesto una corbata en la vida.

Y sin saber todavía quién escribe esta entrada (¿el de la corbata y las gafas? ¿el de los tatuajes que aprendió a liar un porro antes que a sacarle punta a un lápiz? ¿el espécimen raro que escribe con la facilidad conque escupe por un colmillo?)... Sin saber todavía quién escribe esta entrada, os doy mi enhorabuena a la par que mi agradecimiento: porque con un balbuceo de supino analfabetismo, me habéis dado el artículo de hoy hecho.

Y al final... Escribe Jesús Tadeo Sila, Sevilla, España... para lo que sea menester.

Vikingos y demás "peligrosos" admiradores de TARINGA... gracias.

Acojonado me tenéis, valga Dios.
                                                                                                                        




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domingo, 23 de septiembre de 2012

-- Amanecer, como un extraño en casa.


        Vale, me ha tocado a mí esta vez, se veía venir, tampoco es que me coja desprevenido, a estas alturas...
        A estas alturas ahora, Dios. A estas alturas ya.
        ¿Cuánto tiempo hacía, de todas maneras,  que no veía amanecer desde la terraza del salón?
        ¿Cuánto tiempo hace desde la última vez que me fuí andando al centro, a gandulear, a deshojar librerías o a envahecer escaparates con el mismo aliento cálido de un chaval en vísperas de reyes?
        Cuánto hace, loco, que no llevabas y recogías después a las niñas del colegio. Con lo que les gusta a ellas y con lo que lo has deseado tantas veces tú, no puedes negarlo...
       
       
        Esta casa es mi casa y éste que a las seis de la mañana la recorre y la observa como si nunca hubiera vivido en ella, soy yo.  Yo, como un extraño en mi propia casa hoy.
        Quizás mañana se me lleguen a caer las paredes sobre la cabeza, no digo que no, pero hoy me parece más bella que nunca. Es todo blanca magia: desde este descorrer las cortinas con sigilo hasta este silencio y esta penumbra tan íntima que me arropan mientras todos duermen. Y allá abajo, por la avenida, el susurro en el alquitrán, todavía frío, de quienes vuelan al trabajo, ssssss, sssss.  Al trabajo, a su trabajo, a mi trabajo.
        Pero silencio y calla, loco; calla y piensa cuánto tiempo hacía que no escuchabas amanecer desde la terraza,sssss... Hace un poco de niebla y mil pájaros que sacuden los árboles allá en la plazuela prometen un amanecer divino. Cuántos amaneceres divinos habrá habido iguales a éste, y qué pocos has sabido reconocer como hoy...
        No pienso afeitarme en un par de días.
        Desayunar en la vieja cafetería de la esquina puede ser una buena opción, oír rebufar la máquina del café acompañado de un cigarro y un periódico.
        Sin prisas.
        Hoy, al menos, sin prisas.
        Ver pasar la gente. Ver correr a quienes dicen tener la dicha de tener que correr toda su existencia.  
        Hoy, más egoísta que nunca, recogeré un poco de lo que quizás ya el mundo, la vida,  me debe, ¿por qué no?
        Hace un día precioso: mi hijas, mi casa, mi terraza, mi ciudad, mi cielo, hoy todo es para mí. Dispuesto al alcance de mis manos, de estos dedos gruesos e hinchados, como un escenario destellante y nuevo donde representar una nueva obra, nuevas sensaciones, nueva vida con los mismos personajes de siempre... 
       
        Y mañana o pasado, loco, nos ponemos guapo y nos vamos a buscar trabajo de nuevo...
        Pero hoy no me afeito. Veo amanecer desde mi terraza y voy a regalarme, a deshoras, con el primer beso y la primera sonrisa de mis hijas, el primer despertar... en tantos años. Ya es tiempo, quizás.
        Quizás, a fin de cuentas,  ya tocaba.
                                         (Para Javier G., con mucho afecto y mis mejores deseos, porque ni a tu fuerza, ni a tu optimismo ni a tus sentimientos podrá nadie jamás dejarlos parados)
                                         



jueves, 20 de septiembre de 2012

-- Momeciclo: maestro Jardiel Poncela.

                                                                                 (A mi amigo Rubén, con afecto y reconocimiento).
Carta de Joliño G. F. al Consultorio Psicoanalítico de la Revista H.H.
Señor psicólogo:

grande es el problema que me mueve hoy a solicitar pronta ayuda del Consultorio que con tanta sapiencia usted dirige y que tanto bien nos hace a los más necesitados.
Y por eso le consulto, ya que grande es el problema que me hace hoy solicitar su ayuda sabiendo de  la susodicha sapiencia que con tanto Consultorio usted dirige y tanto bien a los necesitados nos hace cuando queremos consultarle un problema que su Consultorio con  sapiencia a los más necesitados nos ofrece si es que  necesitamos la ayuda de la sapiencia de usted.
Tras este periclo de presencia, le escancio lo que alojo.
Le diré que vivo en un pueblecito pequeño de Aljonjolines,  en compañía de mis nueve hijas y de dos gatos hembras, ambos ovoides. Soy viudo y potrisillo. Curcunvino un pindolo y refocilo la pendona, catastro de trufas. O cuando me dejan o cuando puedo. Que de recuñas anda el río lleno.
A lo que iba.
Hace como catorce meses, abantecí del mantolillo afrexional derecho y desde entonces la pataleta no me vincula los contriburrios diferenciados ni a la de tres.
Entiéndame: ¿carcoma la muselina? ¿Se chafa la cachufa? ¿Sí? ¿No? Rintimplín.
No puedo castundizar los heferdillos, ni siquiera un poco por las tardes. Sí. Carbonalizo y estipendio los vendettos circunvólicos en una especie de órbita dental circunspecta. E incluso, de higos a brevas, peritonizo y arcantipuzo la pendona, pero siempre vorticorio tres poliplastos almorzando en penuria. ¡En penuria axial! O incluso dos. Pero dos es mucho, ¿no? ¿Lo dejo ir? ¿Si? ¿No? Rintimplín.
Y lloro, no se crea. Lloro como un niño que espera la llegada del catadióptrico humano. Descarbulizo la azopaipa entre mindongas estivales, siempre descalzo, pero cachirulizo sin apenas darme cuenta de  la costra andurriana, que se sonríe en silencio... y me mira con rescollos
 Hasta mi hija, la más pequeña, ha llegado a pensar que su padre, yo, ¡yo!, ¡el culinario, el patiterco!,  que yo arcamaino la toxina del contriburrio del Alcalde. ¡Zanpongas!
Ayúdeme, por favor. ¿Amedranto un choco? ¿Alcaparro el cachirulo? ¿Me lo corto? ¿Sí? ¿No? Rintimplín.
Reciba setescientos cordilones.
Correo del Dr. J.M., a Joliño G.F.
Estimado Joliño:
me deja usted asombrado, estupefacto y sudoroso, con unos cosquilleos desagradables que me bajan de la nuca  hasta la espalda, cosa que le confieso hace años no sentía.
He intentado descifrar su carta en compañía de algunas eminencias del Medicine Institute Port-London de Huesca, pero poco ha sido, en verdad, lo que hemos podido sacar en claro.
¿Acaso piensa que somos borbolillos? ¿Piensa, acaso, Joliño, que un capicúo no entibia los puticarios de los codos? ¡Pues incluso los de las aspáridas, si nos empeñamos en ello y si pretende cascarme los pilótedos! ¡No! ¡No, Joliño, no! Curcunvicie, con paciencia, sus curiplastos. Argangolice, con orégano, los churripillos de su hija la pindonga, la pequeña, ¡pero no con nosotros, que somos sólo tres! ¡No, Joliño, no!
Cada cual con cada cuala y cada cuala con su frisco. Refrisco. Y tachín tachín y a vivir, que son dos férulas.
Chafrasco y carrasco. ¿Colibrí de pitiminí? ¿O quizás: corco di voco, luego emplasto? ¡Pues no!
¡No, Joliño, no! Y reciba seis dodecágonos de éste que siempre le urticaria con afecto las tactoblongas de ambos lados.
NOTA DEL AUTOR: en principio, no ha bebido. O al menos, no más que otros días.
Enrique Jardiel Poncela (Madrid 1901-1952), ha sido uno de esos autores que dedicándose enteramente al Humor, ha logrado pasar a la inmortalidad. Y mirad que en Literatura, el Humor no vende. Y si vende, nunca está valorado como debiera. Escribir de humor, por lo visto, es algo tan fácil como contar un chiste o disfrazarse de mujer, o imitar a un pueblerino o parodiar el acento andaluz, el gallego, el vasco o el catalán. Fácil, ya digo, y algo que puede hacer cualquiera.
Lo que pasa, es que no te ríes con cualquiera.
Enrique Jardiel Poncela, inventó el Momeciclo, entre otras cosas.
¿Qué es el Momeciclo?
-- Momeciclo eres tú -diría un viejo poeta sevillano.
No. Momeciclo eran comedias cortas o relatos pequeños hechos con palabras inexistentes. Rimbombantes, sí, más o menos bien encuadradas en el contexto, pero totalmente inventadas. Y que, sin embargo, podían darle al texto cierto significado subliminal, que de cien lectores más de la mitad entendería.
Tenga, pues, la entrada que hoy hago, dos referencias muy claras: la primera, el amigo Rubén. Que con un comentario sobre un desliz que cometí en mi último artículo, me dio pié a que se me ocurriera éste.
Y la segunda, el Gran Maestro Enrique Jardiel Poncela... Uno de nuestros escritores muy, muy, muy conocido, pero absurdamente poco leído hoy día. Creador de las más delirantes comedias, autor de artículos, cuentos, relatos, poemas, novelas... y creador del Momeciclo. Y todo de Humor... cosa fácil.
Conque a repasarlo, que os aseguro que agradeceréis la sugerencia.  
¿O es que acaso no os achancletan unas cuantas pirufolias?
¡Anda, anda! ¡A escarbar...!

martes, 18 de septiembre de 2012

-- Lectura. Juegos. Dispara.

    ¡Te lo juro, oreja!, que el nota salió así de pronto, sin que yo me lo esperara, y nada más que verlo ya me olí el tufillo, oreja, que uno tiene dieciséis años pero no es gilipollas.
    ¡Que lo veía venir, tío! ¡De esas veces que te los ves venir!
     Sila se llamaba, Tadeo Sila, con gafas y barba de tres días y una sonrisita de esas del que se lo sabe todo  y un cigarro en la boca. Total.  Y empieza el tío mirándome y dice:
 
"-- No caed en el engaño fácil y comodón de pensar que la Lectura es aburrida. Nunca pensáis que el cine lo sea, ¿verdad? Hay libros que amuerman, como películas hay que amuerman también. Es, en definitiva, una cuestión de gustos: saber elegir unos u otras... Y perdonadme que sea franco, pero quienes no sentís cierta pasión por la Lectura... sois en verdad un poquito dignos de lástima".

    ¡Tócatela, oreja!  ¡Y hablando ya del Franco! ¡Eso dijo el nota! Pero escucha, escucha, que le dió una chupada al cigarro por en medio de las barbas  y siguió:

"-- Hace tiempo, una conocida marca de videojuegos se anunciaba en televisión poniendo en boca de un adolescente palabras tales como: "hace tiempo que llevo una doble vida", "al verme, nunca dirías que he gobernado ejércitos, que he conocido mundos lejanos..." Efectivamente. Nunca lo diría yo, al menos, al verte jugar con esa pantallita. Al revés, todo lo contrario. Más bien diría que eres gilipollas".

    ¡Eso me dijo el tío ese, oreja! Porque allí nada más que estaba yo y él solamente. Y aunque hablara en plural, me lo dijo a mí. Pero escucha, escucha, que va y  dice:

"-- Quienes leemos con más o menos asiduidad, hace ya años que llevábamos una doble vida. Y hasta una triple vida, mucho antes de que existieran los vídeo juegos, las psp ni los ordenadores. Quienes leemos... Mirad. Os lo confieso. Yo he conocido mundos distintos y distantes, de la pluma de Julio Verne o de Emilio Salgari. Yo he mandado ejércitos desde la butaca de mi salón, enrolado en las huestes de Hans de Islandia o de Rob Royce. He abatido a indios, galopines y cuatreros con el colt impío de Marcial LaFuente Estefanía.
"He sacado a la luz tesoros recónditos porque yo fuí, a los doce años, el sexto de Los Cinco, de Enyd Blyton.
"¿Qué os puedo contar?
"Ya de todo. Que he desenmascarado mafias y asesinos escurridizos, en compañía de mi fiel Watson o de mi capitán Hasting. Que secuestré un día y vejé a la linda y adorable miss Blandish. Que he goloseado de las más caras putas parisinas en las ebrias y bohemias noches de La Dama de las Camelias.
"Os contaría que aullé a la luna llena, desde la ventana de mi cocina, alguna noche de cualquier año en que más solo y nostálgico y salvaje y desamado me sentí.. Que Dorian Gray me dejó robarle su espejo."



   ¡ El tío, oreja, te lo juro, no paraba de hablar y no dejaba de mirarme a mí!



--"¿Creeríais que fui yo quien erigió Región y fundó Macondo?
"¿Creerías que fui yo quien prendió fuego a Roma...?
"Me creéis, si os confieso, que abatí la espada de El Maestro de Esgrima...?
"¿No...?
"Creed, al menos, que yo estuve allí para contarlo.

    Y me miraba, oreja, me miraba el tío y seguía:



"-- En noches de insomnio y dejadez, al pairo con la luz de una bombilla y uno o quince de estos cigarrillos que enronquecen ya mi voz, en verano o en invierno, desnudo o encolchado hasta el cuello, yo he amado mientras vosotros dormíais. Y en silencio he navegado, he gobernado, he ajusticiado y luchado y vengado y añorado y saqueado y cantado y he hecho el amor hasta reventar... Y he muerto.
"Y cualquier noche, quizás la de hoy, resucite y cabalgue de nuevo, como don Alonso Quijano, como Jesse James o como el sexto jinete del Apocalipsis... Mientras ese chaval del anuncio de la tele acciona en los mandos de su pueril ordenador, tan parcial, tan dócil, tan cumplidor: tan limitado como el número de pulgadas de su pantalla plana, no más. En su pantalla empieza y acaba su mundo.
"Dejad que los libros se os acerquen.
"Leer no nos hace más cultos. Los libros no tienen respuestas...
"Quien lee, no acaba sabiendo más. Sino preguntándose más.
"Preguntaos. Vivid. Adobaos vosotros mismos las entendederas, que no os las aliñe ni os las envase nada ni nadie..."



    A estas alturas, oreja, te lo juro, no pude aguantar más. Le di a la tecla del CTRL, apunté en la frente del tío y pulsé la D de disparo automático.
    Le saltaron las gafas, la barba y el cigarro por los aires. ¡5000 puntos del tirón, oreja!
    ¡Mañana te lo paso!
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jueves, 13 de septiembre de 2012

-- Parados a la cárcel.

     Que digo yo,  muy Excelentísimo Señor Mío, que esto de criminalizar a los parados y hacer recuas de presos para llevarlos atados por un tobillo a apagar fuegos, debe ser cosa de la insolación que nos ha pillado usted en vacaciones, ¿no?
     Que llegados a tal caso, Señor, de criminalización del parado, (y supongo que parados con alevosía y premeditación, ya que estamos) habrá que hablar sui generis de "presuntos parados", hasta que no se demuestre lo contrario. O sea: demostrar que el parado -criminal en potencia- dejó por su voluntad propia de acudir al trabajo y se apuntó al chollo del "dame los 400 pavos que ahora me arrasco el..."
     Mire y cuide Vuesa Merced de no hablar jacarandosamente de Prestaciones... cuando la mayoría de las veces, Señor, son ContraPrestaciones.
     O sea, y que me entienda, que si por mala fortuna mi menda quedara hoy en criminal situación de "presunto parado"... sepa que a mí el Estado no me presta nada, ni siquiera me lo regala, sino que en 32 años que llevo de curro en curro y cotizando, ya pagué -o mejor, me descontaron- lo que ahora a duras penas tanto cuesta devolverme.
     Ni a mí me ha regalado nada la Sanidad ni a mí me regala nada el Estado, entiéndame.
     El Estado es como el Seguro de mi coche: cuando le hago un bollo al cabo de 20 años, ya he pagado con creces para haberme comprado un coche nuevo. O dos.
     Y de chorizos, más que de parados, andamos sobrados.
     Y disculpe que señale.
     Le sugiero ideas nuevas, si como veo anda falto de ellas, para hacer demagogia sin caer en la estupidez más grotesca en la que se está dejando caer, Señor Mío.
     Llevamos unos añitos de botellonas, ¿verdad? Y la policía poniendo multas que unos chavales de 16 o 20 años no van a pagar, y menos sus padres. Conque apunte. Recua de "botelloneros" y a limpiar la mierda que dejan detrás. Ni multa ni leches: a limpiar por guarros. Hasta que la resaca les haga caer encima de un charco de sus propios excrementos.
     Criminales y presuntos criminales en las cárceles. Con cuatro comidas diarias, que eso sí que pagamos todos, televisión, comedor, gimnasio, biblioteca... Ya quisiera un "presunto parado" gozar de semejante régimen alimenticio y occioso. Pues venga, Mi Señor, a recomponer el daño que han hecho, aunque sólo sea una mínima parte. A quitar mierdas de perro y a arreglar baches en las carreteras.
    Carcaño y el Cuco, a bucear el Guadalquivir hasta que encuentren a Marta o hasta que se ahoguen.
    Bretón, una pala y a cavar de arriba abajo la finca de las Quemadillas.
    Terroristas, a los albañiles. A levantar lo que derribaron, en vez de darles papel y lápiz para que sigan recochineándose de lo que tan heróico hicieron.
     ¿Políticos en la oposición? A opositar de 7:00 a 10:00, que dá tiempo sobrado, y a partir de las 10:00 a apagar fuegos también, leches, o a encalar paredes de la ciudad que tanto defendieron... o a buscarle los huevos que le faltan al león de las Cortes.
     Como puede observar Vuestra Excelencia, no son los parados los únicos culpables de que España sea una pocilga de cochinos hambrientos.
     ¿Se pagan muchas jubilaciones? Pues no me quite usted el tabaco, Señor, que verá cómo de aquí a diez años ya no tiene que prestarme -contraprestarme- nada.
     Aunque de aquí a poco -no se me ría- podrá fumarse en el Gran Casino, ¿a que sí? El que tenga fajos para jugarlos, que fume, joder, que el juego provoca ansiedad.
     Y el paro, no.
    Mi más cordial bofetón, Señor, y crea que se lo doy con mis mejores deseos: el de que no abra la boca para decir estupideces y ofender a un parado, después de chuparle sus partes a tanto Bolinaga y tanto mierda a los que no se atreve ni a mirar.
    

martes, 11 de septiembre de 2012

-- Erección temprana: vida y muerte.

     Todo empezó a las seis y media de la mañana, que fue la hora en que me despabilé con una dolorosa erección entre las piernas. Ni idea tengo qué leches soñaría. Pero valiente erección.
     Una de esas erecciones que se recuerdan de por vida y te hacen a la vez consciente de que andas vivo; de que eres hombre y eres ciertamente joven.
     Despierto en la cama, bocarriba, ilusionado y traveseando en olvidadas habilidades cuasi telequinésicas, sentía con toda la gratitud de un adolescente cómo el vigor de mi sexo, sin más ayuda, tensaba y tiraba hacia el cielo de los elásticos del calzoncillo... Y aún guardaba fuerzas sobradas para arramplar con el pijama de lana, la sábana, la colcha y el edredón de plumas de pato.
     Era agradabilisímamente asombroso.
     Casi, casi sobrenatural.
     Me quería a mí mismo. Me deseaba... O podía entender, al menos, que cualquier mujer que atinara a verme en semejantes circunstancias llegara a desearme sin recatos, bestialmente.
     Como un niño travieso, alzaba la ropa de la cama. Atisbaba por dentro. Espiaba y engolosinaba mi mirada  en ese músculo complaciente que cabeceaba arriba y abajo, como si respirara, como si se alegrara de verme no menos que yo a él. Y se dignara, incluso, desearme los buenos días.
     Si miraba ahora por encima de la colcha, lo intuía ahí: belicoso, pugnaz, haciendo una montaña en el centro de la cama.
     Ella me daba la espalda. Dormía...
     Yo me giré con cuidado, iniciando una inmersión parsimoniosa. Hoceé bajo las sábanas. Borrajeé con mis labios por entre la pelusilla tenue de su nuca cálida. Acaricié su hombro. Su brazo. Un pecho turgente y el vientre comboso. Y una cadera. Y una pierna firme a cuyo medio muslo andaba enredado el camisón.
     Se lo remangué lorquianamente, levantándole el culo con la otra mano.
     Ella gruñó.
     Me adherí a su espalda y me froté contra sus nalgas.
     Ella empezó a roncar.
     La arrollé inmisericorde y ya presto me daba a deslizar sus bragas muslos abajo, cuando ella descendió de lo etéreo. Sus carnes se tensaron como los alambres del tenderete. Sus glúteos se endurecieron como vidrio enfriado.
     Atiesó la espalda y su voz enronquencida dejó ir:
-- ¿Ya estás despierto?
     ¡Como si no se notara!
     Como si esta fiera que embestirla pretendía, fuera retazo inconsecuente de un mal sueño desovillado.
     Como si todas las mañanas,  mira, despertara yo con iguales bríos por debajo del ombligo.
-- Ahora no, te lo juro.¡ No podría! Tengo sueño. Me duele la cabeza, creo que me estoy resfriando. Hace frío. Cierra la ventana. Te pica la barba. Ando cansada y será la gripe. ¿Me traes un dolagial?
     Pasó la mañana, claro, y se dejó ir la tarde culebreando por entre bizarras erecciones que, sorpresivamente, sin avisar, con intermitencias apabulladoras, al más fútil roce brotaban desafiantes y enhiestas, como pepinos sarmentosos desde el labrantío en barbecho en que había venido a convertirse mi entrepierna.
     Todo cuanto me rodeaba, parecía confabulado para soliviantar o desenfrailar mi sexo, todo.
     Desde el inocente borde del lavabo hasta el pirindolo procaz de un cajón entreabierto que me rozara la entrepierna. O el simple pomo de una puerta: todo se venía a tentarme donde más tentaciones guardaba.
     Cualquier cachirulo a la altura de la bragueta se llegaba aquél día a frotarme como al desgaire la lamparira maravillosa donde mi genio perverso habitaba... ¡Já!, como si precisara éste de frotes ni caricias para hacerse sentir.
    ¡ Mi genio acudía presto!
     Ya estaba ahí, de hecho, desde las seis y media de la mañana... aguardándome como una mascota fiel, impaciente pero firme, salvaje y leal, negándose a morir sin presentar antes justa batalla.
     Todo para nada, y menester es que lo confiese ya.
     Que ni siquiera a la noche... al abrigo y remanso de la ropa de camilla... Y mira que la besé, mira que resfregué mi cara una vez y otra por sus hombros, como un potrillo joven... Mira que la mordisqueé en los lóbulos de las orejas mientras mis dedos procaces buscaban sintonías de amor en el dial sumiso de sus pezones...
     Mira que vacié por la piel de sus mejillas y de su cuello blanco toda mi prosa íntima, entuñada de querencias y devociones.
     Para nada todo, mira. Todo para nada.
     Para rematar el día debajo de una ducha helada que ni agallas tuvo, ¡lo juro!, ni agallas tuvo de postrar mi arrogante hombría.
     Ni siquiera a la noche, entonces, nada pudo librar al genio indócil de su anunciado sino de ir a morir, estrangulado, amorachado como un fruto caduco, entre los dedos ávidos de esta mano codiciosa....
     Requiem in pace, augusta erettione....
     O como se diga.
    

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sábado, 8 de septiembre de 2012

-- Blogs: post y comentarios.

     Cada entrada (post) que hago en mi blog, nunca termina de estar completa. Nunca hasta que no contesto al último de los comentarios que me puedan dejar en ella.
     Los comentarios, al menos para mí, son tan importantes como cada artículo o relato que escribo.
     No soy sino un novato en esto de los blogs (ni cuatro meses, ay), pero le doy a los comentarios la importancia que creo que merecen.
     El comentario me adula o me arroja piedras. Pero en un caso u otro, siempre me enseña. Bien a rectificar -si llegado fuera el caso-, bien que a mejorar. Nunca dejo de lado a un comentario, ni a su comentarista. Porque es el verdadero baremo por el que me fío para saber si lo que hago lo estoy haciendo bien o no.
     El comentario, además de motivarte, es fuente de inspiración e ideas nuevas. Como lo es, leer a los demás compañeros de este ancho mundo del blog.
     Yo he sacado artículos nuevos de un comentario.
     Igual que saco nuevos artículos de otros artículos que leo. Con la misma temática, pero con distinto estilo e incluso con opuesta conclusión.
     Tal y como los periódicos y los noticiarios de radio o televisión. Todos hablan de lo mismo, cada día. Y todos, sin embargo, lo hablan de una manera distinta. Tan distinta, que parece hasta original y nueva la misma noticia, dependiendo de dónde la escuches o la leas.
     La entrada (post...) de hoy, sólo tiene la intención de proponeros algo, a quienes me seguís más o menos o a quienes no, menos que más.
     Tratamos en nuestros blogs de cientos de temas distintos, y cada cual a su manera: unos con prosa, otros en verso, unos con imágenes, otros con viñetas, otros con fotografías...
     Pero tocamos todos muchos temas que tienen la misma base, aunque el estilo sea distinto.
     O sea: la misma letra y distinta música.
     Sólo me gustaría sugeriros (y creo que redundaría en provecho de todos), que si en algún momento toco un tema determinado, dejéis vuestro comentario y además un enlace o URL o como se llame que lleve directamente a algún artículo vuestro que comparta la misma temática, aunque sea -obviamente- con un enfoque o un estilo distintos.
     ¿Pilláis la idea?
     A mí, por ejemplo, me apasiona el Imperio Romano o los trajecillos de Agata Ruíz de la Prada. Bien. Es mi problema y mi psicólogo ya está al tanto de ello. Pues cuando leo una entrada (post...) en un blog cualquiera y que se refiere a estos temas, hay veces (muchas) que me gustaría seguir leyendo o comentando sobre lo mismo.
     Leo comentarios y me encuentro conque hay otra gente que ha desarrollado el mismo asunto, conque pincho, cliqueo o rebusco... y sigo con lo que me gusta, con mi Roma o con mi Prada.
     Eso es todo.
     Los que escribimos asiduamente, sabemos que el mismo asunto que leemos en un blog vecino ya lo habíamos desarrollado nosotros dos días o dos meses o dos años antes. Conque a Comentarios y enlace al canto.
     Creo, en verdad, que ganaríamos todos. Una manera de leer más (a quien guste leer más) y una forma muy amigable de compartir esas entradas que quedaron obsoletas.
    Eso sí: no metedme un enlace sobre cómo hacer calamares a la riojana en un artículo donde refiero, por ejemplo, mi primera experiencia sexual... por mucho que vuestro blog sea de Cocina Casera... a no ser, claro, que vuestra primera experiencia sexual hubiera tenido lugar encima de una encimera y con un pulpo agarrado a vuestras espaldas, mientras pelábais cabezas de ajo.
     Conque, ya lo sabéis.
     Cualquier tema que yo toque y que ya hayáis tocado vosotros antes, enlace que te crió en la sección de comentarios. Y el que guste seguir leyendo sobre lo mismo, que siga. A lo tonto a lo tonto, y de aquí a unos 56 años, le hacemos la puñeta a la wikipedia.
     Y aguardo con impaciencia vuestros comentarios a esta idea... Que lo mismo ya existía, pero como no la he visto nunca, pues ahí la suelto. Para que sea compartida de todos y amén.
     Abrazos, familia. 
    
    

    

jueves, 6 de septiembre de 2012

-- El Bueno, el Feo y el Malo.

     Ronaldo, Sánchez Gordillo y Bretón.
     El bueno, el feo y el malo.
     De Mil Humores Producction...
     En verdad, que nada tienen que ver el uno con el otro, gracias a Dios. Pero si un sutil lazo pudiera unirlos en un artículo, sólo sería el del simple y llano humor: humor de chiste tonto, humor político y humor negro.
     Que empiece la música, maestro: ¡au-au-uuuuuh...!
     ¡Tantán-tang...!
     El Bueno: Ronaldo.
     Ronaldo está triste, ¿qué tendrá Ronaldo?
     Pues ni lo sé ni maldito el huevo que me importa. Será muy bueno jugando al fútlbol y no seré yo quien le haga desmerecer en nada, pero niño flauti-gilipollas lo es. Y niño flatulento, también. Y si hace regates y mete goles con todo el arte del mundo, también en mi empresa yo cargo camiones a las seis de la mañana con tres paquetes diarios de ducados metidos entre pecho y espalda: y nadie me aplaude y nadie quiere tener un hijo mío. Y me gustaría verte, Ronaldo, dejar el camión listo de carga para salir a las siete en punto... Y sin abdominales y sin reflex en la pantorrilla cada vez que me suelto un pedo, macho, que entonces es cuando nos coge el toro y me ponen de patitas en la calle.
     Y enlazando a Ronaldo con el deporte en general, ya me parece a mí que les sobran medallas y portadas a tanto futbolista, porque me sacan las noticias de mis... Casillas. ¿Medallas? Ahí tenéis las olimpíadas paralímpicas, señores directivos de deportes y demás gilipollas descatalogados: ahí tenéis caldo de cultivo para mil portadas y mil medallas. Cojos que saltan. Mancos que encestan. Ciegos que meten goles. Tipos en carros de rueda con brazos como jamones, que no desfallecen nunca. ¿El ejemplo de superación es Ronaldo, Casillas y el otro? ¿Ese ejemplo tenemos que tragarnos con papas todas las mañanas y todas las tardes y todas las noches? ¿Esos valores hay que transmitir...? Que sólo los guapos y cachas merecen medallas... Así nos va.
    Y los futbolistas andan tristes, ¿qué tendrán los futbolistas? Correr sin pies, avanzar sin manos y hacer regates sin ojos... así desearía a veces... Me callo.
     Música, maestro: ¡au-au-uuuuuh...!
     ¡Tantán-tang...!
    
     El Feo: alcalde de Marinaleda, Sánchez Gordillo.
     Si Quevedo viviera, gran soneto a las mellas de tu dentadura le sacaba. Qué bien te ha venido, Juan, la reposición en la tele de la serie de Curro Jiménez. Y mira que me has caído bien hace ya años, que conste, que de cosas me arrepiento pero ningún pecado pasajero me achanta. A veces, hasta te seguiría entendiendo, si no fuera por esas amistades independentistas y terroristas que vas eslabonando en tu bufanda... cual pelusas molestas que poco lavado (de ideas) delatan.
     Ya sé, ya, que si te encontraran una cuenta en Suiza (como al yerno de Su Majestad), lo mismo, en vez de euros, encontraban dos garrafas de aceite de a cinco litros, cuatro latas de caballa, un paquete de pan bimbo sin corteza y tres cajas del caserío. Si lo sé, Juan. Si lo sé. Pero no puedes enfilar una marcha de trabajadores del campo y mañana hacerte una foto con los asesinos que más víctimas han dejado en esta tierra nuestra. Con lo primero, hasta me río. Con lo segundo, vomito. Y si del Mercadona le llevas un bocata al Bolinaga, con su latita de Acuarius,  ya ni te cuento.
     Música, maestro: ¡au-au-uuuuuh...!
     ¡Tantán-tang...!
    
     El Malo: José Bretón.
     Parodiando a Pérez Creus, llamarte Malo a ti sería como llamarle cerro al Himalaya, o llamarle arroyo al Amazonas.
     Ojalá mañana dijeran las noticias que eres inocente. Ojalá mañana supiéramos, en definitiva, que nada has tenido que ver en la desaparición de Tus Hijos. Ojalá, José. Porque ni por esas, dejarías de ser el cabronazo que has demostrado con creces que eres. Porque como decía Oscar Wilde, se mata con una espada o se mata con un beso.
     Y tú, a esa altura, no has llegado ni llegarás ya en tu vida.
     Qué lástima, José, que vivamos en una sociedad tan hipócrita.
     En un caso también reciente de muerte y violación, le preguntaron a un padre (todos lo conocemos):
-- El asesino de su hija va a salir a la calle. ¿Cómo reaccionará usted si se lo encuentra?
     Y el hombre, respondió:
-- No lo sé... No lo sé...
     Y yo con todos mis respetos (porque es vecino en mi Sevilla), siempre supe con certeza que mi respuesta hubiera sido:
-- ¿Cómo que si me lo encuentro? ¿Cómo que si me lo encuentro? ¡Claro que me lo encuentro! En cuanto salga, lo busco yo. No voy a encontrarlo de casualidad, por ésta que no.
     Nunca he entendido del todo, Bretones y Carcaños, cómo la Guardia Civil coge a un terrorista y al día siguiente, en menos de 24 horas, sabe dónde está la furgoneta, dónde el compinche, dónde el zulo y hasta el número de zapato de la última novia que tuvo.
     Y a vosotros, los más idiotas y cobardes del mundo, no son capaces de sacaros nada. No me lo explico.
     Por cierto. Si los mataste... ¿a quién primero? ¿A ella o a él? ¿Vió ella lo que hacías con él? ¿Vió él lo que hacía su papá con ella...? No creo, ni por un momento, que murieran a la vez. Uno de los dos, ¡uno!, tuvo que verte la cara... y tuvo que morir sin creer (gracias a dios) que lo que estaba viendo era verdad... sino una pesadilla de niño, un mal sueño de verano... Papá no puede estar haciento esto, mi papá no puede estar haciendo esto...
     Y aquí la entrada de hoy. ¿Humor...? Sí, por supuesto.
     Humor amargo, que también lo hay.
     Porque también se llora de risa, ¿no?
     Incluso al revés. A veces se ríe por no llorar.
     El Humor, y cada día me convenzo más, es ese espejo que nos dice lo gordo, lo flaco o lo feo que nos estamos poniendo.


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martes, 4 de septiembre de 2012

-- Personal. A Manuel, de Can-can Sevilla.

    Me dice Cipriano que te has muerto, Manuel...
    
    Llego al bar, después de medio agosto sin aparecer por él.
   
   Llego y hago lo que siempre: sacar tabaco, pedir un botellín y salirme a la mesa de afuera a esperarte.
    
   Siempre apareces sobre las dos, cuando cierras la tienda, en tu bicicleta: alto, grande, chulo, canoso, con ese pelo por los hombros por el que a veces le decía al Cipri:

-- Ya está aquí "el Puma".
    
    Y hoy es el Cipri quien me dice:

-- Jesús, ¿sabes quién se ha muerto...?
    
    Ya sé, ya lo sé, que me hubieras reñido por pagar un botellín y salir de allí sin bebérmelo.

    -- ¿Quién...?
    
    Pero es que de pronto, amigo, cuando se nota en los bares que la gente está llegando... me dice Cipriano que tú te has ido. Que no te espere. Que ya no vienes más.
    
    Que mirando a la izquierda y por ese carril bici, tú no vas a venir hoy.

--  Se ha muerto Manuel, Jesús... el de Cancán.
    
    Cancán-Sevilla. Diademas y coleteros. Mirando en mi blog y a mano derecha, uno de los primeros suscriptores que tuve, ¡tanta ilusión por tener otro suscriptor!, fuiste tú.

-- Escribes bien, Jesús, no te lo niego. Pero hacer un blog con un poco de seriedad no es...

-- Mi blog no será serio, Manuel. Mi blog va a ser de humor.

--Vale, cojones, pero aunque sea de humor tiene que ser serio. No haces un blog, escribes y te acuestas. Un blog necesita horas para...

-- Venga ya, Manuel. Puedo escribir un artículo al día si me da la gana.

-- ¡Que no es eso, Jesús! ¡Que un blog no es eso...!
    
    Y me mirabas con esa sonrisilla picaresca, a los ojos pero haciéndome sentir que me mirabas de arriba abajo.
    
    Fuíste de los primeros que me empujó a hacer un blog. Este blog.
    
    Miro a Cipriano, cabreado sin saber por qué.

-- ¿Cómo que se ha muerto Manuel? ¡Venga!

-- El martes pasado, Jesús.
    
    Y Cipriano me deja el botellín en la barra y se vuelve.

-- Mira, Manuel. Yo hago un blog y lo lee un montón de gente.

-- Claro...

-- Tengo muchos premios de narrativa ganados, ¿sabes?

-- Ya...

-- Será un blog de humor.

-- ¿Siempre vas a escribir cosas de humor?

-- Vale. Pues será un blog de humores.

-- De mil humores. Porque el ánimo nos cambia de un día para otro.

-- ¡Pues de mil humores, Manuel! Pero mañana hago un blog. ¡Cipriano! Pon una copa...
    
    Y Cipriano se da la vuelta y me dice:

-- Fué el martes pasado, Jesús. Estuvo aquí a eso de las dos, como siempre. Subió a casa, se echó a dormir la siesta y ya no...
    
    Y salgo con la bebida, una para ti y otra para mí, y te sonrío:

-- Ya llevo cien visitas.

-- ¿En dos días? No está mal.

-- ¿Cómo que no está mal, Manuel? ¡Cien visitas y he escrito dos tonterías!

-- Pon un traductor de idiomas. Arriba. Que lo pueda ver todo el mundo.

-- ¿Un traductor? ¿Para qué? ¿Va a a venir un chino a leerme?

-- Ponlo. Arriba. Que se vea. ¿Cien visitas...? Eso es nada.
    
    Y me quedo mirando el botellín y no tengo ganas de beber... que ya es difícil.
    
    Y Cipriano sale a la puerta, conmigo, y me pone una mano en un hombro.

-- Yo me he quedado igual que tú, Jesús.

-- ¿Pero estaba enfermo? ¿Estuvo ingresado? ¿Le pasó algo, Cipri...?

-- Subió como todos los días y se murió dormido, Jesús. Así.
    
    Y te miro y retiro el cenicero, porque sé que te molesta el humo:

-- ¿Un banners qué leches, es, Manuel? ¿Y un link? ¿Y un enlace?

-- Tú escribe, coño, ¿no dices que eres capaz de escribir un artículo por día? Pues escribe.

-- Vale, Manuel, vale. Yo pongo la letra y tú pones la música.
    
    Y Cipriano que ve que no me bebo el botellín.

-- Ya empezamos con los colegios, el lunes.

-- Me voy, Cipri. Llévate el botellín.

-- Está entero.

-- No me entra, Cipriano... No me entra...

-- Vamos a echar de menos al Manuel, ¿eh?

-- Un poco, Cipriano. Un poco, sí.
   
    Y esta es la entrada, Manuel, que se me ha ocurrido hoy para ti.
    
   Si el Curiosity ha llegado a Marte, lo mismo al cielo llega este blog que tú propiciaste, con tus consejos y tu sabiduría.
    
    Sé que leías fielmente mis artículos, y sé que te reías con ellos. Por eso, me cuesta un poco no saber sacar una sonrisa de todo esto.
    
    Sólo sé que mañana no estarás.
    
    Que tu bicicleta...
    
   Quisiera hacerte reír. Y ya que andas por ese cielo infinito, podrías recomendarme (a Dios ó a Google), para que el blog suba el Page Rank... por lo menos, un punto por encima de tu web, que me encantaría oírte decir que todavía me queda mucho por aprender.
     
    ¡Jaja...!
     
    ¡Cómo voy a echarte de menos, amigo... !
    
    A mi derecha sigue y seguirá la imagen de CAN-CAN SEVILLA.
    
  A mi izquierda, a la altura del corazón, guardo tu estampa... alto, elegante, canoso, activo, emprendedor y buena persona... llegando puntualmente a las dos y diez al bar de Cipri, en tu bicicleta, para tomar juntos esa cervecita: Manué.

-- ¿Cómo va la cosa, Jesús?

-- Bien, Manuel, bien.

-- Eso es.

P.D.- Y a tu chaval, de ocho años, seguiré enseñándole, si le interesa,  cómo se corta una baraja de cartas en la palma de la mano. Cómo se baraja en falso. Cómo se baraja a dos bandas. Cómo se hace un doble o un triple. Cómo  se sostiene una baraja con tres dedos, enseñando la palma de la mano y sin que se vea. Cómo se hace un enfile, un empalme, una falsa dada, un triple ligh, un dada en tercera, un corte en mesa, un corte al aire, un salto, una cuenta falsa, un culebreo, un forzaje...
    
    Aunque no sabré enseñarle a ser un cabellero como tú lo has sido.
    
    Pero ya lo lleva en la sangre. Lo lleva.
    
    Te dejo, Manuel.
    
    Y mañana... el show continúa.
    
    Haciendo reír, por supuesto... Maestro.
    
    Y aunque me cueste un mundo decírtelo... DESCANSA EN PAZ, MANUEL.
 Agradecería  no dejar comentario.
 Otro día, contaré cosas de Manuel con las que todos (sabía tanto de blogs y de webs) disfrutaremos.
 Pero hoy -y el primero que debe disculparme es Manuel-, es la primera vez que este blog, en verdad, se ha ganado el título De Mil Humores.
 Porque hoy, de mil... no tengo ninguno.
 Gracias a todos.
    


domingo, 2 de septiembre de 2012

-- Carta de vueltas a mi esposa santa.

     Amada, solícita y santa esposa:
     
por motivos laborales, como bien sabes, marcho hoy una semana a Madrid.
     
    Te quedas sola de Rodrígaz, amor, con la única e insustancial diferencia de que yo me quedé solo mientras tú pasabas unos días en la playa, y ahora te quedas tú sola mientras yo marcho una semana fuera a Trabajar.
     
     Es un detalle vanal e insignificante, por eso mismo lo subrayo. No hay que darle más vueltas.
     
    En justa correspondencia a la misiva que me dejaste cuando te fuiste a pasarlo bien a la costa (detalle trivial que no viene a cuento ahora) -ver, por si no lo recuerdas, entrada del blog del día 12 de agosto, bajo el título de "Rodríguez:carta de tu esposa")... En justo y legítimo desquite, digo, te dejo esta modesta nota junto al reloj de tu mesilla.
     
  Por no despertarte, cariño. Porque no te tapes hasta las orejas y empieces a soltar la cantinela consabida de: ¡ahora, no! ¡me duele la cabeza!, ¡son las cinco!, ¡tráeme un dolagial...!
      
     En la mesita te la dejo, santa mía: estas breves líneas para que sobrevivas una semana sin mí.
     
     En primer lugar, el coche. El coche. Nuestro Volvo-1800 GKH, m-e-t-a-l-i-z-a-d-o-.
     
   El coche no me lo llevo y te lo quedas tú. Recuerda, ante todo, que si los mayas -como ya se viene sospechando- estaban hinchados de tallos de maría antes de hacer su calendario, el coche tiene por delante unos sesenta u ochenta plazos por pagar. Por tal motivo te lo dejo en la calle, fuera de los aparcamientos subterráneos del edificio.
     
     Para tu comodidad, mi amor. Para que no tengas que sacarlo tú.
    
   Y también, no te lo niego, por expreso deseo de los vecinos, con treinta votos a favor y dos amenazas de muerte en contra,  en el sufragio vecinal celebrado antesdeayer, cuando supieron las malas lenguas que me iba una semana y dejaba el Volvo a tu entera disposición.

-- ¡Dios nos guarde! -dijo el del 1º A, sacando una estampita de San Leopoldo.

--¡Alabado sea Dios! -soltó la del 6º D- ¡Nos guarde la virgen del Pilar...!
     
     Recuerda, que dos de los pilares que le faltan al edificio que habitamos te los llevaste arrastrando hasta el Hipercor con el viejo Twingo, el año pasado cuando me mandaron a Barcelona... Ya sé, ya, que fué sin querer y seguramente algún malintencionado no te dejó las doce hectáreas de espacio precisas para poder salir del aparcamiento con un mínimo de holgura, pero te lo recuerdo por el bien de todos.
     
    Si por casualidad pinchas en carretera, ponte el chalequito naranja que encontrarás debajo del asiento, antes de bajar del coche. No es de Victorio y Luchino, mi amor, ni los triángulos los diseñó Eduardo Chillida, pero te aseguro que es lo primero que debes de buscar antes de llamar a tu amiga Nuria para decirle que "¡no te vas a creer lo que me ha pasado, Nuri...!"
     
     A continuación, busca la rueda pinchada y cámbiala. No cambies la que te coja más cerca, sino la pinchada. Únicamente la pinchada...
     
    La descubrirás fácilmente porque es la que echa humo y hace que el coche se incline hacia su lado. Si no estás segura, en la caja de herramientas hay un nivel. Sitúalo en el capó y mira hacia qué lado se inclina la burbujita de agua. ¡Ahí está! Esa es, esa es.
     
     El gato (ya sé que lo has dejado en casa); el gato del coche, me refiero, lo encontrarás... Y la llave de cruz (no, no es la que nos regalaron con los fascículos de Semana Santa), la llave de cruz...
    
     Bueno, si pinchas llama a la grúa. Y si puede ser, antes que a tu amiga  Nuria.
    
    Otra cosa, hermosa. Seguramente se te caerá ante tus bellos ojos una cagada de paloma en el parabrisas; y por no perder tiempo buscando un pañolito,  llevarás nuestro Volvo a lavarlo a la gasolinera. No te lo reprocho. Pero te dejo un par de acotaciones: primera, mete la antena del radio hacia dentro. Segunda: dobla hacia el interior los espejos retrovisores que hallarás junto a cada puerta delantera. Y tercera: si llevas a nuestra hija, asegúrate de que mete la cabeza adentro y cierra la ventanilla.
     
    No es genética, no, que a la niña se le rice el pelo como a Jesús Quintero cada vez que llevas el coche a lavar.
     
     Poco más, santa esposa, me queda por añadir. Una vez salvado el Volvo, el resto son nimiedades.
     
    Si se te acaba el Raid, no persigas a las moscas por la casa echándoles gas de mi recargador de mecheros. Se mueren, sí, pero el gato y el canario se llevan dos semanas tosiendo.
    
    Si el lavabo se vuelve a atascar, te prohíbo terminantemente que uses mi salsa de churrascos y barbacoa para desatascarlo. Ahí no transijo para nada. Baja a una ferretería. Suelen tener grifos y tostadoras en el escaparate. Y los ferreteros, como los farmacéuticos, son gente de confianza que saben más que un fontanero o un licenciado en medicina, según sea el caso.
     
   Si aparece un grillo o una polilla por la terraza, no vuelvas a llamar al Servicio de Animales Vagabundos de la Junta de Andalucía. Al final, el grillo se pasea por los dormitorios tan pancho, la polilla se merienda dos cortinas y hay que llamar al 061 para recogerte a ti.
     
    Si ese engendro simiesco de Luisito vuelve a empujar a nuestra hija en el colegio, no reúnas al AMPA ni imprimas pegatinas en la papelería para repartirlas en los semáforos. Dirígete directamente al padre, como hice yo el curso pasado. Observarás que lleva una muleta, el pobre hombre. Hazle saber que eres mi esposa. Y que Jesús y los amigos de Jesús nunca pegarían a alguien con muletas... Pero sí con bates de beisboll, patas de mesas o cascos de cerveza.
     
     Es un hombre sencillo y te entenderá antes que al AMPA, cariño. Por una hache de menos, no se come el coco ese diminuto insecto padre de Luisito.
     
     Y poco más, amada y santa esposa.
     
    Prohibido darle a la niña mi pipa hindú para que haga pompas de jabón en el baño. Me costó un huevo.
     
    Tómate tus ansiolíticos si me echas de menos, antes de liarte a guantazos con mi muñeca hinchable. Y se llama Dorothy, recuérdalo. Dorothy Hamilton.
      
      Y no olvides, mi amor, mi esposa, mi bien... que esta carta la lees mientras disfruto holgadamente de mis horas de trabajo fuera de casa... no en la costa con una horchata en la mano,  cosa que no vendría  ahora a cuento.
     
      Atentamente: tu esposo que te quiere.

P.D.- Al final, y en vez de en la mesilla, te he dejado esta carta prendida con dos horquillas en la cabeza, ya que es adonde primero te llevas las manos cuando despiertas. Por los dolores, ya sabes.
    

Esta carta, enlaza con la entrada: Rodríguez: carta de tu esposa.
http://masducados.blogspot.com/2012/08/rodriguez-carta-de-tu-esposa.html

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