Volvemos a las andadas, compañero, con esto de los mayas y el nuevo fin del Mundo. Que no sé yo ya, te lo juro, si como anda la cosa nos asusta o nos alivia que el mundo acabe una mañana de éstas, de camino, pongo por ejemplo, al banco o a la siguiente manifestación que se tercie.
Tú recordarás que hace años ya nos endiñaron un vaticinio de éstos, creo que de la mano -o por mejor decir, de la lectura- de ciertas líneas de Nostradamus.
Recuerdo que hubo un eclipse un ocho de agosto.
Pues bien, unos quince días antes, fíjate, el Presidente de la Comunidad del bloque donde entonces vivía, convocó un pleno extraordinario. Reunió a todos los vecinos en la planta baja y propuso el suicidio colectivo de las cuarenta y cuatro familias que habitábamos el edificio.
Se hizo un silencio así, compañero...
¿Hay que poner más dinero?, fué lo primero que preguntó Angelita la del principal derecha, que a trancas y barrancas si tiraba con la pensión de viudedad.
-- ¡Hay que matarse sencillamente, Angelita! -aclaró nuestro presidente- ¡Matarse antes de que una ola gigantesca se chupe el bloque, o un cruento terremoto se lo trague o un meteorito sideral le meta un balonazo en los cimientos! ¡Hay que matarse! Que es lo que hacen muchos chinos, muchos japoneses y muchos norteamericanos iluminados en estos casos.
De cuarenta y cuatro vecinos que éramos, cuarenta y cuatro bocas que se quedaron mudas, como entenderás, con lo que el presidente aprovechó para ajustarse las gafas bifocales, extraer de su carpeta un libraco del Círculo de Lectores y, abriéndolo con grande pompa, pasar a hablarnos de Nostradamus, médico francés del siglo XVI, la mar de sabio, dijo, la mar de serio y la mar de saborío, admitió, mas con talento sobrado para adivinar, a más de 400 almanaques de distancia, lo que en breves días nos iba a deparar el destino: ¡eclipse, muerte y destrucción!
Nos habló nuestro iluminado presidente, sin dar un respiro, del Apocalipsis Bíblico, de la llegada de la Bestia -no pudimos muchos evitar aquí mirar a Lola, la mujer del camionero del quinto- y del Juicio Final. Y al acabar la enumeración de catástrofes a todas luces insalvables, concluyó con un suspiro hondísimo en lo ya dicho: que sólo el suicidio colectivo podía librarnos de olerle el aliento al Maligno e ir a morir en una obscura grieta de la tierra...
-- Y los del bloque de al lado, ¿qué? Porque ellos pagan doce euros menos de comunidad, creo...
Nuestro presidente se volvió a Angelita la del principal y le explicó que la Bestia no dejaría un bloque en pie, ni una barriada, ni una capital.
Nostradamus advirtió destrucción y de aquí no se salva ni el gato, dijo; hay que joderse, Angelita.
-- ¿Y si ese señor anduviera equivocado? -se pellizcó un lóbulo don Alfredo, el del cuarto.
Nuestro presidente sonrió con suficiencia:
-- Si Nostradamus atina con los eclipses, sensato es pensar que atine con hecatombes. ¿No es justo otorgarle al hombre ese pequeño margen de confianza?
Conque para el día once a las once, quedó fijado el suicidio colectivo de las cuarenta y cuatro familias del bloque.
-- Fíjense que saltaremos ordenadamente desde la planta once -añadió nuestro presidente, sacando a relucir una calculadora-. ¿Lo ven? Once plantas más cuarenta y cuatro pisos, da cincuenta y cinco. Y cincuenta y cinco más uno, da cincuenta y seis. Y diez dedos de las manos, sesenta y seis. Por diez de los pies, 660. Más seis, que es el pico de la última factura de la Luz... ¡666! ¡El número de la Bestia!
Y ni Angelita la del principal, tuvo alma para decir ni pío.
Conque se suicidaron todos, compañero.
A mí no me lo permitieron porque, según el Tesorero, tenía pendientes de pago un par de recibos atrasados, nada y menos, no te creas... 66'6 euros mal contados.
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Tú lo que estás haciendo es apología de la morosidad. Menos mal que uno sabe leer entre líneas. Jajaja. Muy bueno compañero y por supuesto que ya, amigo. Un abrazo.
ResponderEliminarJaja, a esta edad sólo me vuelvo moroso con mis propios miedos y mi vergüenza. Ambos, poco a poco, los voy dejando en la cuneta. O sea, que cada vez ando más golfo, en una progresión logarítmica.
EliminarUn abrazo, amigo, un abrazo sincero y mi agradecimiento con él.
Ja ja genial, a mis cuarenta y pocos tacos, ya ves tú, he vivido yo fines del mundo pues como tres o cuatro así planetarios, personales otros cuantos, y aquí sigo, vivita y coleando, me paso yo a Nostradamus y a los mayas por dónde te dije, que de jovencita pasaba unas angustias que no veas.
ResponderEliminarLo de tratar de cuadrar el 666 como sea con la puñetera numerología merece un post aparte, que es que la gente es muuuu tonta.
Un beso Jesus, me he reído un montón
Un beso, mi niña. No sé si ya te lo he dicho, pero no me canso de reiterar que cuando visito tu blog -sin desmerecer a ninguno de los que me gustan- me siento muy cercano a ti, tanto en la manera de referirnos a ciertos temas como en la forma de, cual morlacos, darle dos pases de pecho y dejarlos clavados en el centro de la arena, a disposición del lector que desee con sus comentarios darle remate o banderillearlo.
EliminarUn beso, compañera.
Que bonita forma de describirlo, si que es verdad que aunque muchos blogs nos pueden gustar con algunos se establecen conexiones especiales, supongo que la química también salta en la distancia
EliminarGenial el número 666, me recuerda a una peli, "El Número 23" o algo así, en el que sacaban el número de todas todas a fuerza de sumar y restar cualquier cosa.
ResponderEliminarDe cualquier manera veo injusto que por una deuda de nada te dejen a merced de la catástrofe, pero ellos se lo pierden.
Abrazos.
La manera de hacer cuadrar cualquier número, debo decir que no es original mía, sino que la he aprendido a fuer de escuchar políticos, debates y sesiones del Parlamento.
EliminarY no fueron tan crueles dejándome a merced de la catástrofe, compañero. Tú no ignoras, como yo, que antes de que nos llegue la hora (la personal e intransferible) seremos todavía testigos de mil presagios, conjeturas,vaticinios y hecatombes varias que vendrán -tras los mayas- de la mano del Nuevo Testamento, de las memorias de un azteca del siglo II o de la libreta de notas de cualquier director financiero.
En fin.
Mil maneras de morir y un par de ellas de vivir...Y de éste par, la mitad es pensando en las mil maneras de morir. Hay que joderse.
Un abrazo.
¡Qué gracioso! ¡Me reí un montón!
ResponderEliminarUn placer verte por aquí, Eva. Y un placer aún mayor conseguir conectar y provocarte una sonrisa. Es de lo que se trata.
ResponderEliminarCon los años me he dado cuenta de que el Humor une más que el amor. Y (no se lo digas a nadie),creo que es porque el Humor no se desgasta tan fácilmente.
Un cordial abrazo, cielo. Y gracias por tu comentario.
Jajaja, gracias a ti por esta respuesta... Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, eso de que el humor no desgasta tan fácilmente.
EliminarMe gusta mucho cuando leo lo que sea y me encuentro sonriendo, lo valoro un montón...
Disfruto tremendamente, amiga, escribiendo para arrancar una sonrisa. Y si lo consigo y me lo agradecen, valoro el comentario como oro en paño.
EliminarGracias por dejarme hacerte sonreír. Es un placer que me llena.
Y ya te digo: además de un placer, me hace sentir cómplice de mucha gente como tú.
Besos, cielo.