viernes, 31 de agosto de 2012

-- Blogueros: el post más fácil de leer.

-- Señora, dígale a su hijo, ¡por favor!, que deje de imitarme.
-- ¡Niño! ¿Quieres dejar ya de hacer el mono?

-- Amigo. Donde se ponga una buena corrida, que nos quiten el fútbol.
-- Y hasta los toros, leches.

-- Disculpe, señor, creo que me he perdido. ¿La salida de este pueblo?
-- Zí. Aquélla de las trenzas y las gafas...

-- ¿No huele aquí a semen? -pregunta una amiga a otra.
-- Perdona, cielo, se me ha escapado un eruptito.

-- Kiyo -pregunta un espermatozoide a otro-, ¿falta mucho para llegar al óvulo?
-- Un montón. Todavía vamos por la tráquea.

-- Buenas. De primero quiero pato salvaje. ¿Tienen?
-- ¡Psss...!  Pato, pato,lo que es pato: no. Pero le pego dos hostias a un pollo y se lo cabreo.

-- ¡Papá! ¡Papá! ¿Por qué mamá corre en zig-zag por el jardín?
-- Cállate, hijo, y dame más cartuchos.

-- Por favor, ¿me da un mechero?
-- ¿Recargable?
-- O de John Ford, es lo mismo.
     ¿Y a qué viene un post tan aerodinámico y fácil de leer?
 
      Pues puro marketing, que de todo hay que saber en la vida.
 
      Estamos a 31 de agosto, fin de vacaciones, y el bloguero que viene de la playa o de la montaña o de casa de su cuñado o de la azotea de tomar el sol, empieza a rebuscar a sus viejos compañeros blogueros y no se le apetece mucho -hay que entenderlo- meterse ya en honduras, cuando todavía apesta a Nivea Corporal y maldita la gana que tiene de quedarse estrábico leyendo posts de más de dos renglones.
     Pura y dura psicología.
 
     Así, que tomaros la entrada como un ligero aperitivo antes de meteros en faena.
 
     Como los abdominales (que nunca he sabido exactamente dónde andan), empezad despacito e id poco a poco adentrándoos en este mundillo de letras, imágenes, impresiones, confidencias y dislates que en la distancia nos unen un poquito más.
 
     Con mis mejores deseos (¿pero dónde andan mis abdominales?), os endiño este post tan facilón.


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-- Vuelta de vacaciones.
-- Cantata del Rey y el Elefante.
-- Anuncios clasificados.

sábado, 25 de agosto de 2012

-- Año 2012 y yo.

    Vuelvo de las cumbres granadinas, con un año más cumplido y una pizquilla de melancolía en el ánimo.
    Andamos por el año 2012 y todavía pindonguean seiscientos por las calles, la misma larga cola en cualquier panadería, los domingos; el 33 no para si viene lleno y el cielo me sigue pareciendo demasiado alto.
    ¿Era esto? Yo soñaba en mi pupitre de madera mientras el profesor hablaba de los destellos del año 2000. Y una escueta elucubración aritmética me proyectaba a treinta años adelante: yo hombre al fin, yo esposo, yo padre en los albores del año dos mil, yo conductor de mi propio vehículo y de mi propia vida, sudador de mi propio pan, año dos mil, llega el año dos mil, el profesor hablaba del año dos mil y los viejos hablaban del año dos mil y yo desde mi pupitre confabulaba universos anchísimos, incógnitos planetas, paraísos reencontrados, dioses reconocidos, odiseas impensables.
    Y la radio y los periódicos y el cine y la televisión y las tiras de cómics se daban de la mano con el profesor a delinear un año -¡un tiempo!- dos mil de tan potente luz que todos los tiempos anteriores quedarían del lado de la sombra, vulgares, perdidos, ajenos, desbrozados en las cunetas del pasado, atropellados por la contundencia inclemente del Año Dos Mil, año dos mil.
     Llega el año dos mil y miles de niños incrustados en pupitres de madera  escuchábamos abobados hablar al profesor, año dos mil, prefigurándonos en hombres del futuro pero no de un futuro cualquiera, esposos del mañana, padres de churumbeles pero padres ante todo del Nuevo Milenio, el Gran Milenio, conductores de primera de qué diabólicos artefactos aéreos, sudadores de un pan que guardaría las hechuras de un comprimido efervescente, año dos mil, llega el año dos mil.
    ¿Era esto?, no dejo de preguntarme.
    En el 2012 andamos y ya soy hombre, ya soy padre, ya esposo, Futuro ya.
    Mas no soy el futuro entrevisto desde las angostas honduras del pupitre aquél, en tantas tardes de modorra de invierno o de verano, en que el profesor hablaba, hablaba, hablaba de los destellos cegadores del año dos mil.
    Todavía hay seiscientos que arrastran sus neumáticos por la ciudad, todavía hay cola en la panadería, cualquier domingo; el 33 no se detiene si llega lleno, el cielo se me antoja más remoto y la tía Asunción, que juraba que nunca lo vería, vive ya, en los atardeceres de la plazuela, su año dos mil.
    Los niños en la calle siguen acosando gatos y gorriones de los árboles, el tipo del gas sigue aporreando, monocorde y estridente, una bombona contra otra, avisando de su presencia. En el semáforo alguien pita y los contenedores de la basura se desplazan cuando nadie los ve.
    En la radio, las horas se siguen dando a golpe de pitido que se prolonga y se estira y se aleja y se pierde.
    ¿Era esto? No es el dos mil que soñé, no. Y quizás tampoco, el chaval  del pupitre fuera yo.



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martes, 14 de agosto de 2012

-- Premios del Siete, no del cinco.

      Gracias a los compañeros que me han nominado para este premio. Stop. (Escribo en locutorio y no permiten fumar. Jodido. Stop.Entended). Gracias y Stop.
        Gracias, pues, al Macondo y al Miguel. Stop.
        Siete cosas que me definan:
1) Amo a mi hija sobre todas las cosas.
2) No puedo estar sin leer ni escribir. Ambas cosas van unidas y cosidas a mi espalda.
3) Me gusta mi mujer... Y las mujeres de mis amigos. Y las que pasean solas. Y las que no pasean. Y las que... Me gustan todas. Soy hombre de pronto enamoramiento y precoz encamamiento.
4) No puedo escribir si no tengo tabaco. Por eso escribo a 450 pulsaciones en un locutorio donde el chino no se deja convencer de que no voy a quemarle el teclado con las cenizas.
5) Me encuentro a gusto entre la gente sencilla, que no anda por la vida empingorotada ni altanera. Me gusta la gente al natural, gente llana, gente cercana. Me gustan, más que los nombres, las personas.
6) Sevilla. Adoro mi Sevilla. Pasear y husmear por ella, a veces como un poeta en mala racha, a veces como un pícaro, a veces como padre y a veces como tenorio. Amo Sevilla... 
7) Amo vivir. Aunque soy un inquieto pesimista que siempre encuentra el lado negativo de todo... pero es eso precisamente, creo, lo que me hace "echarme palante". O lo que me hace, sin dudas, escribir casi siempre cosas de humor. La vida.
       Definición completada. Stop.
       Chino locutorio se cabrea porque golpeo demasiado fuerte el teclado. Stop. 
       Lo que sabrá el chino del premio Seven. Stop.
       Stop. Perdón, ahora no era Stop. 
       Mis siete blogs nominados:
1) Territorio sin dueño.
http://patchworkdeideas.blogspot.com.es
2) Diario de la familia López García.
http;//lopezgarciafamilia.blogspot.com
3) Dessjuest.
http://dessjuest.wordpress.com
4) Bitácora de Macondo.
http://bitacorademacondo.blogspot.com
5) Entre el olvido y la memoria.
http://merino1957.wordpress.com
6) Toro salvaje.
http://torosalvaje.blogspot.com.es
7) Jorge Moreno.
http://jorgemorenomuñoz.wordpress.com

       Por mor del tabaco, no puedo entrar en detalles sobre cada uno de estos blogs. Stop. Chino me ha trincado dando una calada y amenaza con llamar a su primo Bruce -stop- Lee. Todos estos blogs, tienen en común que me han enganchado. Que cada uno en su estilo y cada uno con su impronta, son blogs de los que aguardo nuevo artículo cada día. Son blogs que me aportan algo. Son blogs con los que gano cuando entro en ellos, de los que salgo con algo nuevo dándome vueltas por la cabeza. Blogs que están hechos de sentimiento, corazón, palabras, cabreos, sonrisas, ira, amor... blogs que no son simples circuitos eléctricos que se accionan cuando los busco. Son blogs que no son blogs... Son personas hablándome de lo que quieren, que empezaron siendo conocidos, van por compañeros y será la complicidad que mantenemos la que nos convertirá en amigos.
      Sin nada más que decir: gracias y stop.




domingo, 12 de agosto de 2012

-- Rodríguez: carta de tu esposa.

Jesús; santo y venerado esposo mío:


Te dejo esta carta encima de la mesilla, junto al reloj.

  

Supongo que despertarás a eso de la una o de las dos de la tarde (despertar es una expresión demasiado confusa; a lo sumo, darás una vuelta en trompo y terminarás cayéndote de la cama, envuelto en la sábana y agarrado a la almohada, como un fruto maduro pocho de alcohol y sueño).

Hemos intentado, la niña y yo, despedirnos de ti esta mañana, antes de irnos a la playa con mis cuñadas, pero sin conseguirlo. Fué imposible y en ciertos momentos diría que hasta dramático, en especial cuando metiste la cabeza entre la cabecera de la cama y la pared, arguyendo no sé qué sobre el poco hielo que te habían echado no sé en qué vaso de tubo... que tenía poco ron y demasiada cola.

Ya sé, ya, y lo entiendo, que ayer fuísteis todos los compungidos compañeros al entierro de ese amigo de la infancia, muerto prematuramente de cirrosis elefantiásica. Creo que lo incineraban, ¿no? Pues hijo, a las horas que llegaste y en el estado en que venías, ya me explicarás cuando vuelva la semana que viene si lo incineraron a la brasa a fuego lento o si una vez incinerado paseásteis el botecito de las cenizas por media Triana antes de esparcirlas por los ceniceros de algún club (modelo puti) del polígono Calonge o de la margen izquierda de la Cartuja.

En fin, mi santo y desolado esposo, volveremos a casa la semana que viene y sólo quiero recordarte un par de cosas.

La bolsa de arena para el gato está en la encimera de la derecha y la bolsa del detergente para la lavadora está en la encimera de la izquierda, según entras en la cocina de frente, si la resaca te hace andar mínimamente derecho.

No es que sospeche que vayas a poner un lavado para nada (de hecho, todavía piensas que el botón giratorio que sobresale de la carcasa de la lavadora es para bajar el volumen del centrifugado); pero el año pasado, por estas mismas fechas, equivocaste las respectivas bolsas: me llenaste de arena el depósito del detergente y le echaste al gato los polvos de lavar en el cajoncito donde hace sus necesidades, cielo. A la lavadora le reventaste el tambor y dos condensadores, ¿recuerdas?, y el pobre gato se llevó dos semanas con el culito escocido, hirviéndole como si llevara una cazuela de gambas al ajillo entre las patas y frotándoselo desquiciado por todas las losas y los plintos de la casa, como un alma en pena... Con que advertido andas.

Si tienes que lavar alguna ropa (tener, tendrás: quiero decir si vas a considerar necesario hacerlo), hazlo a mano y tiéndela después en el tenderete.

Colgarlas del ventilador del salón, aunque tengas dudas, no acelera el proceso de secado. Palabra.

El tenderete, amor, es ese artefacto con alambres que puedes encontrar en una esquina de la terraza (la jaula y el canario se los he dejado a la vecina, para que te sea más fácil hallarlo). A su lado hay una bolsa con pinzas: úsalas por favor, y deja de anudar las camisas por las mangas en los alambres. Las pinzas, como comprobarás, tienen un mecanismo muy básico basado en la palanca y un punto de apoyo, que no te será difícil dominar con cierta destreza. Ya lo hacían los griegos más cerrados de mollera, amor mío, hace milenios.

En el frigorífico (en uno de los estantes donde no hay latas de cerveza), hay una cacerolita con sopa de verduras que puedes almorzar hoy, si es que el estómago no te explota como un chupinazo pamplonica cuando sueltes las dos primeras ventosidades del día.

Para que la sopa tenga en tu atrofiado organismo el efecto reparador que le será menester, debes calentarla antes. No olvides abrir la bombona (la distinguirás fácilmente, porque es de un color naranja chillón y tiene forma del Doraimon de peluche de la niña) y volver a cerrarla después. Te he dejado, asimismo, un surtido de latas de las que tanto gustas: menudo de la abuela madrileña, fabada de la abuela asturiana, albóndigas de la hermana de la abuela de Murcia y lentejas de la reina madre de Inglaterra. No las calientes directamente en el microhondas, recuerda que el año pasado te quemaste después los dedos al intentar abrirlas.

Haz el favor de bajar la basura cada noche (porque, de todas maneras, vas a salir cada noche, cariño, lo sé) y no esperes al día antes de que yo llegue para tirarla toda, entre otras cosas porque nos van a cobrar un huevo por el alquiler de una cuba para escombros. Y porque el año pasado, era el gato el que corría asustado cuando se topaba con una mosca, de lo gorda que consiguieron ponerse.

El bote de "Pronto" se utiliza con una gamuza para limpiar los muebles. Quiero decir que si vuelvo el próximo domingo, no lo uses como ambientador haciendo fly-flí el sábado por la noche, para darme la sensación de que has limpiado. Conozco tus trucos de sobra.

Si el ordenador vuelve a fallarte, te ruego encarecidamente que no cojas el del colegio de la niña para ver guarrerías. El año pasado, en el salvapantallas, le aparecieron dos tetas como dos búcaros de Huelva. Y en la clase de matemáticas, asignatura de los números primos, ya sabemos los dos lo que surgió inopinadamente en su pantalla cuando llegó suma que suma hasta el 69.

Si el gato te molesta para concentrarte en ese blog que tanto beneficio económico nos está reportando, admito que lo encierres un rato en un dormitorio. Olvídate, cariño, te lo pido por favor, de echarle pienso en la mochila de tu hija y cerrar la cremallera después, una vez que ha entrado.

Mucho más se me ocurre, pero es como repasar mi vida entera al lado tuya. La escoba. La escoba no estaría de más que la usaras al menos una vez al día, siempre y cuando consideres que el gato se divierte mejor con su madejita de lana que empujando por los pasillos una bola de pelusas del tamaño de una mandarina.

La fregona es menester usarla con su cubo lleno de agua, porque con estas calores sería como pasar un rastrillo por el parquet.

Y la bayeta (que la distinguirás de cualquier prenda de vestir porque es amarilla y está junto al fregadero) mójala también, mi amor, humedécela aunque sea por no encontrérmela el próximo domingo hecha un pentágono acartonado.

Te dejo, mi santo esposo. No sin antes recordarte -¡ay!- que si invitas a casa a tus compañeros de dominó, intentad mezclar las fichas a mano, como siempre se ha hecho de toda la vida. No sabes lo que cuesta cambiarle las cuchillas a la batidora. Besos y hasta el próximo domingo.

P.D.- Al final, y porque pocas veces miras el reloj, he decidido dejarte esta nota pegada con Cello en el interior de los calzoncillos, ya que es donde primero hurgas antes de andar despierto del todo.

Te quiero: M...

ARTÍCULO SIN COMENTARIOS DIGNOS DE AÑADIR.


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-- El negrazo de las Olimpiadas.
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jueves, 9 de agosto de 2012

-- Anécdotas varias.

     Pues hoy toca anécdotas, que en un blog con ciertas pretensiones humorísticas no deben de faltar.
     Es la segunda entrada que hago sobre anécdotas, con la idea de que de aquí a unos 150 años el blog, finalmente, quede estructurado en una serie de apartados que engloben temas como "humor negro", "sátiras", "poemas", "diario", "artículos" y "anécdotas", más o menos.
     Quien dice 150 años dice 200... pongamos 180, total. El caso es que cuando no existan blogs, el mío pueda sobrevivir convertido en onda espacial que quizás algún tipo con dos tentáculos en el lugar de las orejas encuentre en cualquier paseo sideral, para mayor divertimento de su especie.
     Conque al tajo.

Eugéne Scribe (dramaturgo francés, 1791-1861).
     Un escritor que empezaba a hacer sus primeros pinitos literarios, le entregó a Eugéne Scribe una de sus obras teatrales, para que le echara un vistazo y le diera su docta opinión.
     Eugéne leyó la obrita y se la entregó a su autor con una nota que decía: "estimado amigo, solamente puedo darle un consejo: no escriba tonterías hasta que no sea usted una celebridad".

Igor Stravinsky (compositor ruso, 1882-1971).
     Una productora de cine le propuso al famoso compositor que le escribiera las partituras para la banda sonora de una película, partituras por las que estaba dispuesta a pagarle más de 5000 dólares.
     El compositor denegó la oferta, aduciendo a que no era cantidad de dinero suficiente que pudiera pagar su trabajo.
     La productora le envió una carta en la que le aseguraba que 5000 dólares era la cantidad máxima que se había abonado jamás a cualquier compositor que hubiera trabajado para ella.
     Y el gran Igor Stravinsky les respondió: "todos los compositores que han colaborado con su productora, me consta que eran hombres de gran talento. Pero como yo carezco de talento, entiendan que me costará mucho más trabajo que a ellos hacer lo que me piden."

Lloyd George (político británico, 1863-1945).
     En un discurso electoral, el político inglés soltó varias frases ciertamente duras y fueras de tono contra las mujeres inglesas. Una de ellas, razonablemente indignada, le increpó con estas palabras:
-- Desde luego, señor, si fuese usted mi marido le daría veneno en el café.
     A lo que Lloy George, sin alterarse, le respondió:
-- Si yo fuese su marido, me lo tomaría voluntariamente.

Pepe Alcañices, duque de Sesto (alcalde de Madrid, 1825-1909).
     A don Pepe Alcañices, se debió la instalación de los primeros urinarios públicos que hubo en Madrid. Y a la par que los inauguró, dictó un bando por el cual se impondría una multa de dos reales a todo aquél que fuera sorprendido orinando en la vía pública.
     Un periódico de la época, publicó entonces esta cuarteta:
"Dos reales por mear,
¡Dios mío, qué caro es esto!
¿Qué cobrará por cagar
el señor duque de Sesto?"

     Y con esta pequeña miscelánea anecdótica, os dejo hoy. Las anécdotas, para mí, son una manera curiosa de acercar el ojo o el oído a la cerradura de la Historia.

 
 
 
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sábado, 4 de agosto de 2012

-- Mujeres en Regla.

     ¿Qué supe yo nunca de la Regla, al fin y al cabo?
     Poco, poquísimo. Y no ha sido sino gracias a los anuncios de compresas cuando he podido al fin ser consciente del trauma psicológico que ocasiona a la mujer pasar la regla. Trauma, hay que admitirlo, rayano en la genialidad.
     Podría afirmarse que hemos conocido profundamente a las mujeres en cuantito éstan han dado, públicamente, alas a sus ovulaciones.
     Porque antes de eso, en determinados días del mes, a mí -lo juro- se me sobrecogían los ánimos cuando sorprendía a mi pareja ciertamente abstrusa: alicaída, silente, desorientada.
-- ¿Qué es lo que tienes, amor?
     Y ella respondía: no es nada. Son mis cosas.
     Ahora, gracias a los anuncios de compresas, intuyo al fin cuáles pueden ser sus cosas.
     Ahora, adivino que el hecho de ovular baja o exacerba las defensas de su intelecto. Que la regla propicia desajustes poco estudiados en la femenil sesera.
     Que seguramente mi mujer, cuando ovula, andará dándole vueltas al caletre abstraída en mil enigmas trascendentales, bien para ella bien que para la ancha humanidad, preguntándose obsesivamente cosas tales como que a qué huele la Música, ¡Dios!
     Que a qué huele la Risa o incluso -más allá- que a qué huele lo que no huele, señor mío, que es algo que ni al Platón en sus mejores tardes se le ocurrió jamás preguntarse.
     O discerniendo ella, mi santa mujercita, al son de la ovulada, si hoy es o no lo es un día Feliz, a pesar de patear calle arriba y calle abajo con una compresa alígera entre las piernas. Incluso cavilando si es bueno o es malo o es regular o es algo cierto ser Mujer: y en qué consiste ello y adónde lleva.
     La regla entonces, como cualquiera puede entender, es que proyecta el intelecto hacia dimensiones desconocidas.
     El tema puede dar mucho de sí, que tomen nota psicólogos inquietos o fecundos analistas. Porque esos anuncios de la televisión, parten indudablemente de un organismo felizmente inspirado de ovulaciones, de una lucidez mental en verdad potenciada merced a ciertos visajes uterinos, de un hemisferio cerebral de repente abierto a horizontes vertiginosos, inaccesibles a cualquier incompleto mortal que no menstrue con regularidad.
     ¿A qué olerá el Sol? ¿Y una nube?
     Estamos hablando, señores, de anuncios publicitarios a primera vista provenientes de la sinrazón de una perturbada paranoide, mas, ¿cuántos locos maravillosos no nos han legado el fruto de su genial y a veces incomprendida locura? Ahí tenemos a Nietzche, allá a Van Goth. ¡Tantas veces el arte y la psicopatía se dan la mano...!
     Estas maneras cuasi abstractas, cubistas o impresionistas de pintar la existencia desde la perspectiva de una ovulación, son más propias de un zangón implado a tripis y chupitos de ron... ¡o de un Dalí en sus mejores arrebatos!
     Conque yo ahora, en cuantito el almanaque de la cocina marca en rojo y mi santa esposa se me pone abstraída y con cara de meditabunda, algo así como inconcreta e inaccesible, le endiño un lienzo y la paleta de las pinturas. A veces, bolígrafo y papel.
     Y a esperar.
     A esperar, porque el día menos pensado...
     ¿Pues quién me convence a mí de que la obra de un Kafka, un Picasso, un Tapies o un Matisse no fué fruto, es un decir, de alguna forma poco investigada de menstruación psicológica?
     Pues eso.
    
    

jueves, 2 de agosto de 2012

-- Fuentes de emociones.

Imaginaos.
  Hora de la siesta en un día de un mes de un año que hace años que pasó.
  Calle Resolana, centro de Sevilla.
Imaginaos.
  Rayos de sol que atraviesan una vieja persiana.
  Dos chavales de 13 o 14 años, jugando en un trozo de sombra de la esquina de un salón.
Imaginaos
  Dos chavales jugando sin ordenador.
  Jugando sin nada que llevara pilas.
  Dos niños en un rincón,
  un boli en la mano y un bloc en las rodillas.
 Imaginaos.
  Ni siquiera dibujan.
  O quizás cuanto dibujan tiene forma de letras.
  Letras deslavazadas.
  Consonantes sin rumbo cierto.
Imaginaos.
  Letras adolescentes.
  Letras de pulso incierto.
  Vocales que gimen o saltan.
  Letras que comen del mundo entero.
Imaginaos.
  Renglones de tintes negros.
  Letras y letras y letras, imaginaos.
  Letras que sin formar palabras, son dardos al cielo. 
  Letras que ayer brotaban afuera y hoy -tantos años después-, vuelven adentro.
  Cuentos de niños -en ese rincón en sombras-;
  cuentos de niños que al final se hicieron cuentos.
 Imaginaos.
   Cuánto placer, primo Jose Luis, cuánto placer y cuánto boli llevamos gastado.
   Letras y letras y letras y letras... IMAGINAOS.

(Jose Luis Fuentes, primo hermano mío, es Coaching Personal y Profesional.
Es Conferenciante reconocido y escritor, autor de mil artículos y del libro "El agua de las emociones", suculenta compilación de experiencias, sensaciones y pasiones a flor de piel, que toman entre sus dedos las hechuras de relatos donde sumergirse por unos instantes y dejarse llevar... mercerse en la superficie de unas aguas que a veces son heladas y a veces hierven, pero que en uno u otro caso consiguen entibiarnos el alma a fuer de sentimientos.
La razón de esta entrada de hoy, no es otra que la de tributarle un pequeño pero merecido homenaje: porque es una persona incansable, porque disfruta transmitiendo sus conocimientos, porque ha hecho de la palabra -ya escrita, ya hablada- una herramienta para resquebrajar barricadas, sean las que nos imponen los otros o sean las que nosotros mismos nos ponemos a nuestro pesar.
Porque han sido muchas las horas de infancia y adolescencia compartidas en su casa o en la mía, silentes y soñadores, mirando sin mirar, bolígrafo en mano, a la caza, tantas veces, de algo llamado Inspiración.
Y porque lo aprecio y me da la gana.
y pasad sin miedos, que es persona leal y honesta, de la que hay mucho que aprender).