lunes, 2 de julio de 2012

-- Cuando tenías cuatro años, hija.

    Hoy, cielo, recupero unas notas escritas hace siete años, cuando tú tenías solamente cuatro. Están redactadas en un cuaderno que he encontrado buscando otro cuaderno que no era éste (suele pasar), y las transcribo aquí sin quitar ni poner coma. La fecha es de agosto del 2004.

"Hoy se ha pelado mamá. Tú y yo, mientras, ahí en la plazoleta, la hemos esperado, con las espaldas guardadas por la abuela, por esta abuela inquieta e incolora que, con el bolso de mami en el regazo, a ratos nos mira y a ratos se mira. O mira hacia atrás. O mira ya, con recelos, hacia adelante.
"Te quiero, mi niña.
"Mamá tarda en pelarse y tú y tus catorce amiguitos de la plazuela (cuyos respectivos padres, evidentemente, miran al cielo soslayando el marrón) me zarandeáis y me lleváis hacia allá y me traéis de vueltas acá. Tú le robas la bicicleta a otra nena. Alicia se apodera de tu muñeco. Álvaro te quita tu patinete. Lidia me pellizca un brazo, a rosca. Javier me patea una espinilla. Sufro. Tú te me escapas como una flecha, ahora con la pelota de un niño cabezón al que no conozco de nada; debe de ser nuevo. Alicia quiere agua. Busco a su madre con la mirada. Lidia quiere pipí. La abuela se cambia de banco porque el sol le da en la cara, mamá no aparece, no tengo tabaco, Alicia me tira ahora de los pelos y otro niño -un delincuente en potencia- me da en la cabeza con un balón de reglamento.
"Corro tras de ti, porque te atisbo a lo lejos comiéndote los gusanitos de una nicha rubia que no debe entender aún las sutilezas culinarias de la Ley del Más Fuerte. La niña no es que llore simplemente: la niña berrea como un ovino y la madre, con faz angustiada, me mira con desprecio, sacudiendo la cabeza. Cuando consigues al fin que la niña rubia tenga un acceso cardiorespiratorio motivado por la ansiedad de verte engullir a puñados sus gusanitos, das un salto y media vuelta en el aire, chocas con un naranjo y te diriges con decisión a patear al perro viejo de un viejo hombre que desde entonces, creo, ha decidido dejar de tomar el sol en la plazuela.
"Te quiero, mi cielo, pero tengo que reñirte cuando te veo meter dos dedos en la oreja derecha de Álvaro y otros dos en la izquierda de Alicia. Lucía llega de la mano de su papá y tú, contenta de verla, no digo que no, le asestas dos collejas en la frente que la hacen tambalear y dar de culo en el suelo. El padre de Lucía reanima a su hija, comentando algo entre dientes sobre los padres criminales que sacan a sus hijos psicópatas a la calle con tanta calor. La abuela, que ha vuelto a cambiar de banco, entrabla conversación con el drogadicto soñoliento que se ha encontrado a la vera. El drogata, ni lo dudes, se plantea por primera vez en treinta años lo duro que es vivir. ¿Pero dónde leches está tu madre...?
"¿Dónde estás tú?
"No te veo. No te veo y se me para el pulso. No te veo.. Alicia aquí, Álvaro allí, Lucía allá, la niña rubia sin gusanitos berrea aún, pero no te veo, a ti no te veo.
"De veinte bestezuelas que desgastan y atronan la plazoleta, me falta una: tú. ¿Dónde te has metido? ¿Dónde estás, mi amor? Me desespero y cien imágenes se me pasan por la cabeza. Miro a mi alrededor. Me planto, con los brazos en jarras, en el centro de la plazuela. Giro. Miro. Sudo. Te busco y no te veo.
"Un miedo que ni en sueños existe, me hace tambalear. No te veo. La pelota de reglamento del niño delincuente me vuelve a dar en la cabeza. Ahora no le sonrío. Se la quito y se la embarco en un tercero de una patada. Que llore. Que se joda. Que le compren otra. Yo a ti, no te veo.
"--¡Mateo, Mateo! -le tomo el brazo al buelo de Alicia, que viene caminando con su siempre atenta sonrisilla-. Mateo, que no veo a mi niña.
"Mateo me sonríe -siempre sonríe- y señala a mis espaldas.
"-- Viene ahí con su madre, Jesús -me dice.
"Y os veo de la mano. Mamá, preciosa con el pelo corto. Siempre preciosa tú.
"Y aunque el salvaje pigmeo intente de nuevo volarme la cabeza con su balón de reglamento, yo me siento -en un segundo eterno- el hombre más dichoso de la Tierra.
  Sevilla, agosto de 2004.

(Entiendes ahora, mi linda princesa, por qué me busqué otro trabajo para los sábados por la mañana).

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8 comentarios:

  1. Gracias por tu visita a mi blog "Entre el olvido y la memoria" y por tus palabras en él. Sólo he leído esta entrada de momento y me ha gustado, es fresca, dulce y salada. Con el almíbar justo de estar dedicada a una niña, tu niña, de cuatro años y la sal del humor no exento de socarronería. Con tranquilidad leeré el resto. A mí también me gusta encontrar blogs diferentes. Un saludo.

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    1. Un placer, compañero, recibir tu visita por estos lares. Si encima de todo has salido satisfecho, mejor que mejor.
      Volveremos a encontrarnos o a cruzarnos en el camino, bien cuando yo vuelva allá, bien cuando tú regreses acá. Un saludo.

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  2. Bonita nota recuperada del tiempo.
    ¡La de papelitos que debes tener atesorado¡. Me consta.
    Te animo a seguir compartiéndolas.
    Un beso para esa ñina que tanto te inspira y colma.
    Hoy no hay abrazo ñao, lo cambio por otro beso para la nena.
    Por eso de no ir cojo..
    Bueno venga, va ! Si es gratis. Un abrazo ñao.

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    1. Papelitos los tengo a miles, sí, suficientes para hacer tres blog como este o para haberme cargado yo solo, a lo largo de mi vida, unas 60 hectáreas de bosque. Me consta, que es tu caso también.
      Un abrazo, ñao.

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  3. jjajajaja que buen post por dios!! Hola Jesús acabo de pasarme por mi blog y un gusto tenerte como seguidor y he tenido curiosidad por conocer a quién ha tenido unos comentarios tan chulos para mi persona y mi blog, aunque piensas que soy hombre, jejeje, pero bueno omitiré el desliz jajaja.
    Mira me ha encantado tu post y mil veces se me acelera a mí el corazón porque son dos las nenas que tengo y ya le he dicho yo a mi marido que me invente algún sistema de detección de peligro, que inserte algún chip a las niñas para que me pite la oreja derecha o la oreja izquierda según sea Candela o Clara la que esta en peligro o sale de mi circulo de seguridad unos 5 metros alrededor mía jajaja.

    Bueno que un gusto haberte conocido y que te seguiré si a usted no le importa por supuesto. Un saludo.Amelia.

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  4. Amelia, sabía que me dirigía a una mujer. Por una simple vocal (donde puse compañero debí poner compañera), no debes pensar que leo y comento blogs de carrerillas. El tuyo me encantó. Ya te lo dije. Es familiar y tocas temas que nos son comunes a muchas familias.
    Ha sido una sorpresa verte por aquí. Y, quizás por blogueros o quizás por padres o quizás porque podemos sacarle la punta a cualquier situación familiar, es un placer ofrecerte mi blog como si andaras por el tuyo... como yo me he sentido al leerte: en familia y entre amigos.
    Un abrazo... para ti y para tu gente (¿crees que si escribiera a tu marido le daría un abrazo? Anda, le diría: adiós, cohone, nos vemos)

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  5. Me ha encantado, como todo lo que he leído por tu blog.
    De mil amores, seguiré leyéndote.
    Saludos.

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  6. De mil amores, seguiré buscando la sonrisa a lo que alguna vez no la tuvo.
    De mil amores, intentaré transmitir que una sonrisa cuesta poco... pero vale mucho.
    De mil humores, un comentario como el tuyo me hará pensar que qué leches escribiré mañanana.
    De mil amores... un fuerte abrazo.
    Luna...

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