Todo empezó a las seis y media de la mañana, que fue la hora en que me despabilé con una dolorosa erección entre las piernas. Ni idea tengo qué leches soñaría. Pero valiente erección.
Una de esas erecciones que se recuerdan de por vida y te hacen a la vez consciente de que andas vivo; de que eres hombre y eres ciertamente joven.
Despierto en la cama, bocarriba, ilusionado y traveseando en olvidadas habilidades cuasi telequinésicas, sentía con toda la gratitud de un adolescente cómo el vigor de mi sexo, sin más ayuda, tensaba y tiraba hacia el cielo de los elásticos del calzoncillo... Y aún guardaba fuerzas sobradas para arramplar con el pijama de lana, la sábana, la colcha y el edredón de plumas de pato.
Era agradabilisímamente asombroso.
Casi, casi sobrenatural.
Me quería a mí mismo. Me deseaba... O podía entender, al menos, que cualquier mujer que atinara a verme en semejantes circunstancias llegara a desearme sin recatos, bestialmente.
Como un niño travieso, alzaba la ropa de la cama. Atisbaba por dentro. Espiaba y engolosinaba mi mirada en ese músculo complaciente que cabeceaba arriba y abajo, como si respirara, como si se alegrara de verme no menos que yo a él. Y se dignara, incluso, desearme los buenos días.
Si miraba ahora por encima de la colcha, lo intuía ahí: belicoso, pugnaz, haciendo una montaña en el centro de la cama.
Ella me daba la espalda. Dormía...
Yo me giré con cuidado, iniciando una inmersión parsimoniosa. Hoceé bajo las sábanas. Borrajeé con mis labios por entre la pelusilla tenue de su nuca cálida. Acaricié su hombro. Su brazo. Un pecho turgente y el vientre comboso. Y una cadera. Y una pierna firme a cuyo medio muslo andaba enredado el camisón.
Yo me giré con cuidado, iniciando una inmersión parsimoniosa. Hoceé bajo las sábanas. Borrajeé con mis labios por entre la pelusilla tenue de su nuca cálida. Acaricié su hombro. Su brazo. Un pecho turgente y el vientre comboso. Y una cadera. Y una pierna firme a cuyo medio muslo andaba enredado el camisón.
Se lo remangué lorquianamente, levantándole el culo con la otra mano.
Ella gruñó.
Me adherí a su espalda y me froté contra sus nalgas.
Ella empezó a roncar.
La arrollé inmisericorde y ya presto me daba a deslizar sus bragas muslos abajo, cuando ella descendió de lo etéreo. Sus carnes se tensaron como los alambres del tenderete. Sus glúteos se endurecieron como vidrio enfriado.
Atiesó la espalda y su voz enronquencida dejó ir:
-- ¿Ya estás despierto?
¡Como si no se notara!
Como si esta fiera que embestirla pretendía, fuera retazo inconsecuente de un mal sueño desovillado.
Como si todas las mañanas, mira, despertara yo con iguales bríos por debajo del ombligo.
-- Ahora no, te lo juro.¡ No podría! Tengo sueño. Me duele la cabeza, creo que me estoy resfriando. Hace frío. Cierra la ventana. Te pica la barba. Ando cansada y será la gripe. ¿Me traes un dolagial?
Pasó la mañana, claro, y se dejó ir la tarde culebreando por entre bizarras erecciones que, sorpresivamente, sin avisar, con intermitencias apabulladoras, al más fútil roce brotaban desafiantes y enhiestas, como pepinos sarmentosos desde el labrantío en barbecho en que había venido a convertirse mi entrepierna.
Todo cuanto me rodeaba, parecía confabulado para soliviantar o desenfrailar mi sexo, todo.
Desde el inocente borde del lavabo hasta el pirindolo procaz de un cajón entreabierto que me rozara la entrepierna. O el simple pomo de una puerta: todo se venía a tentarme donde más tentaciones guardaba.
Cualquier cachirulo a la altura de la bragueta se llegaba aquél día a frotarme como al desgaire la lamparira maravillosa donde mi genio perverso habitaba... ¡Já!, como si precisara éste de frotes ni caricias para hacerse sentir.
¡ Mi genio acudía presto!
Ya estaba ahí, de hecho, desde las seis y media de la mañana... aguardándome como una mascota fiel, impaciente pero firme, salvaje y leal, negándose a morir sin presentar antes justa batalla.
Todo para nada, y menester es que lo confiese ya.
Que ni siquiera a la noche... al abrigo y remanso de la ropa de camilla... Y mira que la besé, mira que resfregué mi cara una vez y otra por sus hombros, como un potrillo joven... Mira que la mordisqueé en los lóbulos de las orejas mientras mis dedos procaces buscaban sintonías de amor en el dial sumiso de sus pezones...
Mira que vacié por la piel de sus mejillas y de su cuello blanco toda mi prosa íntima, entuñada de querencias y devociones.
Para nada todo, mira. Todo para nada.
Para rematar el día debajo de una ducha helada que ni agallas tuvo, ¡lo juro!, ni agallas tuvo de postrar mi arrogante hombría.
Ni siquiera a la noche, entonces, nada pudo librar al genio indócil de su anunciado sino de ir a morir, estrangulado, amorachado como un fruto caduco, entre los dedos ávidos de esta mano codiciosa....
Requiem in pace, augusta erettione....
O como se diga.
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Así se dirá, ti tú lo dices.
ResponderEliminarGrande, Jesús.
Un abrazo.
No queda claro a qué te refieres exactamente cuando dices Grande, pero en un caso u otro: gracias.
EliminarSaludos, socio.
Grande lo que escribes y cómo lo escribes. Grande tú, por eso.
EliminarUn abrazo.
Grande la familia que, poquito a poco, vamos conformando entre todos.
EliminarUn abrazo y gracias.
Ja ja ja, pobre ¿que hacer con una parte de ti que va a su aire y tiene vida propia? Pues si nadie lo mima, mimarlo y quererlo tú y darle una alegría.
ResponderEliminarQue riqueza de vocabulario y que bien expresado Jesús, como me he reído
Que lástima de momento desperdiciado, tu amiguito no se lo merece.
No se si es muy apropiado, pero más que nada por estrenarme con esto de enlazar post y que la gente se anime, dejo uno. Muchos besos
http://patchworkdeideas.blogspot.com.es/2012/07/sexo-matinal-el-polvo-guarro.html
Claro que es apropiado tu enlace, cielo, de hecho es apropiadísimo. Ya lo leí en su tiempo y vuelvo a hacerlo ahora, que nunca está de más.
EliminarY con respecto a mi amigo, no te preocupes mucho. Es creyente y aguarda cada mañana la Resurrección de la carne.
Conque un abrazo, hermana, y gracias.
Amigo mío, qué alegría y que gozada. Ni recuerdo el santo del día, que diría mi mujer. Bueno en realidad, mi mujer dice otras cosas. Aquí te dejo el enlace:
ResponderEliminarhttp://wp.me/p16Ard-gm
Es el otro lado del despejo, quizás.
Un abrazo.
Mal empezamos, el enlace no me da resultados Miguel, pon el título también para buscarlo de otra manera porfi
EliminarA tu enlace acudo presto, amigo. Que de ti, me lo espero todo y todo bueno. Conque gracias por dejarlo aquí y un fuerte abrazo.
EliminarLas cosas de mi mujer.
ResponderEliminarTe dejo el enlace largo.
http://merino1957.wordpress.com/2011/04/01/las-cosas-de-mi-mujer-2/
Ok, gracias guapo
EliminarEs que en temas como erecciones, supongo que solamente funcionan enlaces largos. Jaja. Saludos.
EliminarJajaja!!! Y bueno, menos mal que el cuerpo humano viene provisto con un par de manos, y que en casos extremos, como el que relatas, alguna de las dos se bien predispone y te hace el favor...
ResponderEliminarMenos mal, cielo, menos mal que somos una raza muy aficionada a las manualidades. No sabes lo incómodo que es a veces no saber dónde guardar algunas cosas.
EliminarUn beso, preciosa.
Pues ya aguantó la moza, la mía en cuandto me arrimo un poco ya está chillando.
ResponderEliminarIba a poner el enlace, pero entiendo que debe ponerse cuando el tema lo requiere, el que iba a poner solo tocaba el tema de refilón, di que a mí por las mañanas no suele pasarme eso, suele ser más a partir de que me despierto, eso si, ya estoy todo el día :D
Abrazos.
Haber puesto el enlace, hombre, si estos temas y algunos apéndices hay veces que sólo se tocan de refilón. Demasiadas veces, creo.
EliminarUn abrazo, compañero, y acércate más sigilosamente, ya verás como la impresión la impide chillar.
jajajaja absolutamente genial.
ResponderEliminarEstoy Con Eva, no te quejes que el ser humano viene provisto de un par de manos jajajajaja
Besazo
Pero solamente con dos, amiga, ¿y qué haces encontes con el cigarro y la copa? Somos tan imperfectos... Una mano más no estaría de más.
EliminarAbrazos, linda, y gracias por los ánimos.
Muy bien escrito, sí señor. Una cosa tan natural y a la vez tan complicada de contentar a veces, ja ja ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues mira, no sé si lo he conseguido, pero me costó trabajo enfocar el tema sin hacerlo basto, tosco o grotesco, conque te agradezco el comentario. Aunque la lengua española sea extensa y expresiva para referirnos a estos asuntillos cotidianos, la verdad es que a veces hay que escribir vadeando muchas aguas estancadas que olerían mal.
EliminarConque gracias por tu comentario y nada. A seguir contentando... a todo y a todos.
Que así sea, que así sea.
EliminarTienes razón, siempre hay que saber cual es el límite de vulgaridad para contar algo, lo que sea, siendo así se puede abordar cualquier tema, haciéndolo con respeto, sencillez, gracia y educación, todo lo que se escriba o lea puede resultar ameno. Tú lo has conseguido.
Un saludo.
Te agradezco de corazón tus palabras. Porque, como ya te comenté, escribir sobre algunos temas sin tocar o ni siquiera rozar la bordería... es difícil. Y por momentos, a cada punto y aparte, siempre vas temiendo que hayas pisado el charco sin querer.
EliminarYa sé, ya, que no es tampoco ser pazguato. Mira nuestro Nobel, don Camilo, cómo a la polla la llamaba polla y a las témporas culo. Pero todo tiene su medida. Y cuando escribes, como tú bien sabes, la medida la da el entorno en el que transcurre la narracción. Si una palabra no viene a cuento -por muy registrada que esté en los diccionarios- simplemente no cuaja.
Y hoy día, por desgracia, escribir sin rozar lo grotesco pero sin pecar de cursilería... es todo un ejercicio que recomiendo a cualquiera.
¿Los resultados?
Bueno, vuestros comentarios son el resultado de la hazaña. Conque me doy por satisfecho.
Un abrazo, amiga, y gracias una vez más.
Jajaja Muy bueno Jesús, yo no tengo blog para enlazar con algo escrito por mí pero te pongo una canción y a ver si te gusta:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=Y-sq4pYQx38&feature=related
Un saludo.
Gracias por el comentario y el enlace, compañero. Siempre es grato que guste lo que escribes, y sobre todo que te lo digan. Eso reconforta y te motiva para intentar hacerlo mejor la próxima vez.
EliminarAhora tiro para el enlace.
Un abrazo cordial y gracias.
Jajajaja no pará, lo que me he reido no tiene nombre. Dolagial, que recuerdos jajaja. Que bien escrito killo. Somos dos, nuestras queridas esposas no serán hermanas? porque lo que describes lo podía haber hecho yo perfectamente y es que, a esta mujer siempre le duele algo en el momento justo me cago en...
ResponderEliminarUn abrazo ompare y relajate miarma aunque sea yourself jajajajaja
Jaja, me parece a mí que la familia es más amplia de lo que nos pensamos, compadre, y que hay hermanas de estas dos por medio mundo.
EliminarPues nada, socio, pues a darle a la manivela, como a los coches antiguos.
Jaja. Un abrazo fuerte, paisano, de verdad.
A mi me viene mi marido con semejante falo y me despierto xD
ResponderEliminar+5 boosters
http://frikadas.boosterblog.es/
Bueno, compañera, siempre estoy dispuesto a pasarte la receta de mi "salsa para churrascos" y las especias que utilizo para hacerla, ya verás cómo tu marido te sorprende gratamente en cada amanecer. Nunca despertador de semejante péndulo te hará saltar de la cama con mayor puntualidad y presteza.
EliminarMe paso a visitar tu blog, cielo.
Un abrazo.
Muy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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