sábado, 19 de mayo de 2012

-- Devolución de guante a F.S.

  Cuando hablo, soslayo el guión. Cuando escribo, sé lo que quiero decir, cómo tengo que decirlo y, para mayor complacencia, no me tiembla el pulso. Es casi perfecto.
  Decía Thomas de Quincey que uno empieza cometiendo un asesinato y acaba al final por saltarse los semáforos en rojo, quitar caramelos a los chiquillos o arrojando, incluso, los papeles y las colillas por las aceras.
  No deja de admirarme tu generosa insulsez. Soy -entiende que por desgracia- muy sarcástico. Y el sarcasmo como la ironía -tan ajenos- no están al alcance de todo el mundo -entiendo yo que por desgracia. La inteligencia, sin embargo, de la que haces bandera, a mí se me antoja que brota tan grácilmente como el maíz en un maizal. Está. Pero se inclina a favor del viento junto a millones y millones de espigas que a su vez lo hacen. Está: pero la maneja el viento.
  Acepta, pues, mi cordial denegación a tu solicitud de amistad. No existiría debate ni cambio de impresiones. Entablaríamos un asnal toma y daca para el que no es menester ocupar a un satélite.
  Los muertos -cualquier médico lo sabe-, no sangran.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Jajaja, ya hace tiempo de esto.
      Ni siquiera recuerdo ya a qué estúpido o estúpida lo dediqué.
      Pero alguien, en todo caso, que lo tenía merecido.
      Un besote.

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