lunes, 17 de diciembre de 2012

-- Catering: fin de semana inolvidable.

     ¿Por qué la gente se pone contenta cuando oye hablar de caterings?
     ¿Es, de verdad, tan hermoso un fin de semana?
     Jefe de Cocina y Jefe de Almacén, hemos decidido que había que entrar hoy dos horas antes.
     A las cinco de la mañana en vez de a las siete. ¡Brrr! Niebla, frío, llovizna. Llegamos al polígono y dan ganas de rodar la novena parte del Señor de los Anillos, si no fuera porque tenemos los dedos congelados.
    Cada uno con su cuadrilla. Ya no es, claro está (puñetera crisis), la cuadrilla que cada cual tenía hace dos años. El Jefe de Cocina tiene a cinco elementos y yo a tres.
     Él antes tenía a siete.  Y yo, a cinco de día y a doce de noche... Pero han cambiado las cosas. El Gran Gerente Cabezón gana lo mismo y nosotros trabajamos el doble. Ley de vida. Pura supervivencia.
     Miguel  (Jefe de Cocina) manda a los suyos a sus menesteres. Uno a la sección de frío, dos a caliente, otro a envasados y otro a chacinas. Hay que mantener la cadena. Yo mando a los míos a fregar lo que quedó ayer por fregar, a acular camiones y furgonetas en las puertas de la nave y a ir cargando en cada uno la orden de trabajo que ayer (en casa y mientras cenaba) fuí adelantando.
    Mientras los demás tienen su quehacer, Miguel y yo organizamos la jornada, arriba, en las oficinas, con decenas de folios y cuadrantes delante de las constipadas narices.
-- Sacamos las comidas diarias de las guarderías y de los ancianos -me dice Miguel-. Eso no cambia, eso es como todos los días.
-- No. Para nada.  Intenta hoy sacarlas antes de las nueve -le sugiero.
-- ¿Antes de las nueve...?  Hoy he hecho arroz con guisantes, Jesús. Cuando den las dos, será como comer kikos metidos en plastilina.
-- Es su problema. Que compren microhondas. Lo recalientan. No somos tontos. Tú no eres tonto. ¡Yo no soy tonto!
-- Hmm. ¿Cuántos vehículos tenemos para el reparto?
-- Las tres furgonetas, el camión y mi coche si hace falta -le respondo.
-- ¿Tu coche también? -se me ríe Miguel.
-- Ya ves. Si no pongo mi coche, nos coge el toro. Y quiero a mis chicos a las once aquí en almacén, con el reparto hecho.
-- Y a las once...
-- A las once, Miguel, debemos de empezar a cargar las comidas de Navidad.
-- Hay seis.
-- Un viaje para cada una. A la una menos cuarto, mis chavales están de vuelta y cargamos las restantes.
-- Mucha tela, ¿no, Jesús?
-- Ya he hablado con el Gran Gerente Cabezón.. Ha dado órdenes a los camareros para que ayuden a descargar. Les pagará las horas extra a seis pavos.
-- Tenemos además una boda por la noche, Jesús.
-- Llevaremos el material de almacén a las seis de la tarde y a la vuelta aprovecharemos para ir recogiendo las comidas de Navidad, de modo que te vayamos preparando y llevando al otro salón el material de cocina que necesites después.
-- Pero la comida de la boda no puedo llevarla antes de las siete.
-- Hoy hace frío. 14 grados de faringitis. O Como se llame.  Con este tiempo, tienes que tener el menú de la boda listo para las seis y media. Aguantará.
-- Pero una de las comidas del mediodía es de 500 personas y se lleva los dos carros calientes y los dos congeladores para el marisco y el postre.
-- Ya lo he pensado. Pero esa será la primera que recojamos y simplemente adelantaremos el menú.
-- ¿Adelantar el menú? ¡Estás loco, Jesús!
-- Para nada. Les metemos mucho alcohol con el cóctel y los entrantes y te aseguro que no se dan cuenta de nada. Querían almorzar a las tres y lo harán a las dos sin darse cuenta. He hecho un pedido de Pedro Ximénez que le abre el apetito a un reloj de pared.
-- Qué hijo de...
-- Venga Miguel. Los fines de semana, nosotros somos la Empresa. Por eso estamos aquí. Para pensar y hacer y deshacer. Descuida. Todos salen contentos. Hasta el Gran Jefe Cabezón.
-- ¿Viene hoy el Gran Jefe Cabezón?
-- Se pasará por cada salón, ya sabes. Sonrisas y felicitaciones por todos lados.
--¡ Mientras nosotros corremos!
-- Eso es.
-- Uno de los almuerzos es al aire libre, Jesús.
-- Lo sé. El tiempo no es de fiar. He mandado en la orden de trabajo las dos carpas y las sombrillas. Y un toldo para cocina por si tenéis que trabajar en la calle.
-- ¿Y si en vez de llover sale el sol? -se me ríe Miguel.
-- Te he mandado dos botelleros congelados, para que no se te estropeen tus postres. Los dejé anoche cargados de bolsas de hielo. Como ha hecho frío, los aprovecharemos para la barra libre. Mejor. Serán cubitos de hielo amazacotados y eso llena antes el vaso. Ahorramos en whisky una tela.
-- Estás en todo, loco.
-- Estamos en todo, Miguel. Somos los Jefes.
-- Somos los Jefes si algo sale mal, Jesús.
-- Y si sale bien.... -me río. No puedo evitarlo y acabo la frase-: si sale todo bien, aparecerá el Gran Jefe Cabezón con su gran sonrisa y tal tal tal.
   Miguel no fuma y yo enciendo el sexto cigarro en cuarenta minutos.
-- ¿Vamos? -me dice Miguel.
-- Todo saldrá bien, tranquilo. Siempre salimos bien.
-- ¿Quién recoge la boda?
-- Yo y mis chavales.
-- Te vas a hartar de ganar dinero, cabrón. ¿Vas a echar las treinta horas?
-- No sé cuántas. Pero sé que no acabo hasta mañana cuando salga el sol.
-- Yo también. La barra libre lleva montaditos y después, a eso de las cuatro o las cinco de la mañana, churros con chocolate...
-- Nos vamos a forrar, ¿eh, Miguel?
-- Por los cojones, Jesús. Por los cojones.
     Bajamos las escaleras. Miguel tuerce a la derecha, hacia la cocina. Yo tuerzo a la izquierda, hacia el almacén. Mis muchachos se han dejado ir (normal) y los vehículos andan a medio cargar.
     Con el cigarro en la boca, pego un salto a la caja del camión:
-- ¡Venga, pandilla de mariquitas! Tengo 46 tacos y me fumo tres paquetes de tabaco al día. ¿Os mando a casa y cargo el camión yo solito?
     Surte efecto. En menos que tardo en teclearlo, el camión está atiborrado con el material necesario para dar de comer a mil quinientas personas: mesas, sillas, mantelería, salvaplatos, platos trincheros, platos de postre, platos de pan,  platos de café, bandejas, copas de Cóctel, copas de Gran Vino, copas de Agua, copas de Vino, copas para Sorbetes, copas de Champán, Catavinos, tazas, Vasos de tubo, mesas de trabajo para cocina, mesas de apoyo para camareros, cubiertos, centros de flores, material de cocina, ocho bombonas, ciento diez cajas de refrescos, cuarenta cajas de botellas de agua, seis serpentines de cerveza, seis botellas de ácido, quince barriles de cerveza, dos carros calientes, "roscos" para el fuego de cocina, freidoras, ollas, sartenes, cubos para la basura...
     Todo, todo, todo. Hasta el último detalle.
     Es lo que me gusta de mi trabajo y es a la vez lo más duro.
     Pero me encanta aparecer un sábado por la mañana por seis o siete salones distintos, atiborrarlo todo de material, dar de comer a cientos de personas y volver un domingo a la nave sin dejar detrás ni muestra ni un puto rastro de nuestra presencia.
     Aquí no ha pasado nada.
     El lunes, aparecerá el Gran Jefe Cabezón sonriente, preparando su ruta para ir a cobrar talones. Quizás al Jefe de Cocina (mi buen Miguel) o al Jefe de Almacén, ni siquiera nos de los buenos días... Total. Guarderías, Centros de Ancianos, Seis Comidas de Navidad y una Boda.
    Aquí no ha pasado nada.
    Eso sí. También el lunes, mi buen Miguel (Gran Jefe de Cocina) y yo decidiremos entrar de nuevo a las cinco de la mañana en vez de a las siete... Porque hay mucho que fregar y mucho que ordenar. Es lunes pero no podemos descuidarnos. El fin de semana que viene, se repite la historia.
    Y cuando llego a casa un lunes a las tres de la tarde, apenas si almuerzo (al fin y al cabo, todos los restos de bodas y comidas me los he comido yo y mis muchachos), pero me acuesto y caigo redondo en la cama, como un viejo tronco o como un tronco demasiado viejo ya. Sin tiempo apenas de pellizcar a mi hija o sin tiempo apenas de saludar a mi blog.
     Pero son solamente un par de semanas.
     Aquí no ha pasado nada.
 
(Artículo escrito un domingo, después de 32 horas de trabajo ininterrumpidas. Artículo escrito al tuntún, atendiendo medianamente a la gramática, la sintaxis o a eso que cuando estamos despiertos llamamos ESTILO. Artículo dedicado a toda nuestra clientela, por las pocas -diría que nulas- quejas que nos hacen llegar. Artículo dedicado a mis colegas blogueros, por la escasa atención que puedo prestarles en días tan puntuales como éstos. Artículo dedicado a mi hija, por lo poco que me ve y lo malhumorado que consigue verme cuando no duermo un fin de semana. Artículo -aunque te quiera a ti más que a ellos, hija mía- pero dedicado esencialmente a mis compañeros de trabajo. A los que a las veinte horas de curro se caen de bruces en el suelo, pero no dicen ni pío si me ven a mí cargar. A los que no dejo beber alcohol en las barras libres... aunque les permita un porrillo siempre que no vayan a conducir. A los que conduciendo me ponen la mano en la rodilla y me dicen, con toda la sinceridad del mundo: "Jesús, no conducimos ninguno: paramos diez minutos y dormimos". ¡Jaja! Artículo dedicado a ellos. Porque son más cabezotas y más fuertes que yo, aunque sea yo el que cobre tres o cuatro euros más la hora. Artículo dedicado a ellos porque tengo el motivo más grande de todos: porque jamás me han llamado Jefe y ni siquiera me han llamado Jesús. Porque siempre, con una confianza que no sé quién leches les ha dado, me han llamado "Socio". Y cuando llego, sean las siete o sean las cinco de la mañana, ninguno tira el cigarro y ninguno se pone a silbar mirando al cielo: "ya viene el socio"... Eso dicen los muy... Eso dicen mis socios.
Artículo, pues, dedicado a mis socios. Si con el doble de vuestra edad os acojono cargando el camión, con el doble de vuestra edad tengo fuerzas para llegar a casa el domingo, encontrarme a todo el mundo acostado y dedicaros este artículo de rebote mientras me como un trozo de tortilla y pienso ya en el trabajo de mañana.
Y dedicado a Miguel, Jefe de Cocina. Por el engranaje tan perfecto que conformamos.
Porque este fin de semana se ha acabado.
Y aquí... no ha pasado nada.
Mañana empezamos de nuevo, socios, Miguel, familia).
 

 Quizás también le interese:
    --por el momento, esta entrada no tiene enlaces destacados en este blog. Más adelante, y a ratos, iré desgranando con detalles cómo funciona una boda, un bautizo, una comunión, una cena, un almuerzo... Parejas, banqueros, empresarios, funcionarios, colegas, homenajes, ponencias, etc ... pero visto y narrado todo entre bastidores. Mientras tanto, arriba y a mano derecha, pueden buscar un artículo al azar pinchando sobre los dados. Gracias.  

30 comentarios:

  1. Son tiempos duros, de poco dormir, de trabajar más por lo mismo o incluso menos, pero sobre todo el dormir, yo duermo mucho menos, sin horarios, haciendo "sacrificios voluntarios" y luego encima para un día que tienes para dormir no lo haces porque le das vueltas a las cosas.

    Lo peor es lo que dices de llegar a casa, no atender como es debido a la familia, al menos tú a lo que se ve aun tienes buen ambiente de trabajo, suerte que tienes.

    Abrazos.

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    1. Lo que peor llevo, evidentemente, es no dormir. En primer lugar, porque ando con un humor de perros; pero simplemente, porque el no dormir me hace volver a repasar la hoja de ruta para el día siguiente, con lo que a veces el trabajo (aunque solo sea en la cabeza) no para de ocuparme en semanas o meses.
      El ambiente de trabajo es bueno desde mi puesto hacia abajo. Pero desde el puesto que ocupo hacia arriba, se hace demasiadas veces insoportable... como suele pasar. La suerte que tengo y de la que estoy satisfecho, es la gente que depende directamente de mí. Ellos no me fallan y yo doy la cara por ellos, siempre. Pero no es mérito de mi Empresa ni es por ello una Ejemplar Empresa la mía. Es mérito de la buena gente a la que, tras mucha criba, he conseguido arrimar a mi lado.
      Sin ellos, no aguantaría la mitad.
      Un abrazo, compañero. Y sigamos adelante.

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  2. ¡Joder Jesús! Me has dejado agotado. Pero si después de un fin de semana como el descrito, eres capaz de marcarte un artículo como éste, entonces tú eres de los afortunados que disfrutan con su trabajo.
    Un abrazo.

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    1. Jaja, Miguel. Todos los trabajos queman, eso lo sabes de sobra. Y quizás de todos ellos, la hostelería es de los que más jode. Porque no tienes jefes solamente en un despacho, sino que cada persona a la que sirves una simple cerveza es en cierta manera tu jefe. O sea, que te dan por delante y te dan por detrás.
      El artículo presente, no tiene más mérito que haber descargado una mijilla de adrenalina golpeando sobre el teclado. No sé si tiene más mérito que el de haberme evadido unos minutos antes de volver a pensar en cómo organizaré el trabajo mañana.
      Un abrazo.

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  3. Uau! un trabajo duro sin duda, sin embargo se te nota orgulloso de él pese al agotamiento, orgulloso de la faena bien hecha y de la relación con la gente a tu cargo, eso es bueno.
    Me ha encantado toda la parte de organización y planificación, es mi parte preferida en un trabajo.
    Besos

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    1. La Hostelería es dura, hermana. Hoy, gracias a Dios, no trato directamente al público; me limito a organizar... Pero me he llevado muchos años atendiendo detrás de una barra y sé de sobras que dos o tres años debieran poder convalidarse tranquilamente por un título de Psicología.
      Sin embargo... habemos gilipollas a los que nos sigue atrayendo. Tiene la hostelería algo que engancha, a pesar de lo mucho que quema, desgasta y agota... Pero me gusta lo que hago y me siento un Jesús de verdad cuando, a las tres de la noche, me llaman al móvil y me dicen que no queda Ron en el salón tal... Y salgo pitando y multiplico el agua y multiplico el pan y los peces, jaja.
      Y duermo con ancha sonrisa.
      Un besote.

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  4. Gracias por la parte que me toca de la dedicatoria y buen descanso, socio, que te lo has ganado.
    Un abrazo.

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    1. Gracias a ti por tus palabras. El apelativo de "socio" se le ocurrió ponérmelo a un compañero que trabajaba conmigo en el turno de noche, mientras de día estudiaba para la Policía Nacional. Hoy, (hace ya dos años), es policía aquí en Sevilla. Y a mí se me quedó el honorífico título de El Socio. Y toda la plantilla a mi cargo, nos hablamos de socio.
      Yo a ellos y ellos a mí.
      El que tú me lo digas también, me place.
      Un abrazo sincero, socio.

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  5. Qué bueno. Me ha gustado mucho. Buen post, gracias.

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    1. Gracias a ti, amiga, por tu visita y por dejar constancia de ella. Más que un post, y como comento más arriba, ha sido una manera de evadirme un ratillo comentando las cosas buenas que encuentro en mi trabajo... Ha sido un puro divertimento. Pero bueno. Si se puede leer y además gusta, he matado dos pájaros de un tiro.
      Besotes y un abrazo.

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  6. Me resultó muy interesante conocer por dentro un servicio de catering, :)
    Amigo, Jesús te dejo mi nueva dirección de mi blog,

    http://elviajeinacabadodeohma.blogspot.com.es

    Descansa,un fuerte abrazo.

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    1. Bueno, solamente has conocido el lado bueno, que era el que me interesaba relatar. También tiene, como todo, sus lados obscuros e inconfesables, jaja.
      Tomo nota de tu nueva dirección y paso a visitarte en cuanto la gente se canse, se agote, se atiborre y reviente de comer estas navidades.
      Mientras tanto, un gran abrazo y un sutil beso.
      Gracias.

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  7. Muy admirable el trabajo que realizas, y que decir de la dedicación que le tienes y el esfuerzo que le pones!
    Yo también tengo un jefe cabezón, que se aparece por 3 o 4 veces por semanas en el piso de ventas, y que cuando está tensiona el ambiente!, le decimos "el tigre"!! :D

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    1. Con los Grandes Cabezones, cuanto menos roces y confianzas mejor. Ni me las tomo con ellos ni deseo que se las tomen conmigo. Me ascendieron hace unos siete años y siempre he consultado mis dudas con antiguos empleados que ocupaban mi cargo, pero he intentado en lo posible no pedirles ni siquiera la hora (anticipos, bastantes, pero eso es otro cantar).
      En fin, que lejos. El "tigre" mejor lejos. Que aparezca para pagar y que se vaya de romería después.
      Un abrazo, preciosa, y gracias por andar por aquí.

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  8. La hostelería es una mierda, idiota

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    1. No se puede hablar en términos generales.
      Es como si leyendo tu inteligente comentario, replicara que los comentarios que deja la gente son todos una mierda.
      Y no es así. Solamente lo es el tuyo.
      Gracias por perder tu valioso tiempo por aquí.
      Saludos.

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    2. Ah, a veces echo de menos algunos anónimos más de este estilo. Lástima que sean escasos, porque las puertas están abiertas desde el primer día.
      Amén, hermana, amén.

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    3. Yo también quiero algún anónimo como éste en mi blog. Podrías pasarme alguno, ¿no?

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    4. Bueno, compañero, en verdad que no hay muchos de este estilo. No suelo borrar absolutamente ninguno, porque hasta los cerebros más dañados deben tener su huequito en este blog. De todas maneras, el mastuerzo en cuestión ha debido de pasarse ya por aquí para ver el éxito cosechado y lo mismo se ha quedado con tu blog. Paciencia.
      Un abrazo.

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  9. Felicidades por esos compañeros que tienes.
    Felicidades por ese trabajo en el que pones tanta ilusión.
    Felicidades por tener el interés que tienes, a pesar de todo, en compartir con nosotros después de tantas hora de lucha.
    Felicidades por ser como eres.
    Y por último, Felices Fiestas, que la Navidad te siga dando trabajo, tranquilidad y salud y que los Reyes Magos te traigan todo lo que te mereces.

    Besotes.

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    1. ¿Y qué te respondo yo ahora?
      Te contaré un secreto pero no se lo digas a nadie.
      Si fuera un cerdo, comería más bellotas que ninguno.
      Si fuera gato, lamería el suelo de mil pescaderías.
      Si fuera barrendero, cogería con dos dedos hasta la más gorda mierda de perro que ensuciara una calle.
      La satisfacción más íntima que podemos tener, es saber que no hacemos las cosas a medias.
      Incluso para mis aficiones (desde escribir en un blog hasta hurgarme entre los dedos de los pies), soy un exigente insoportable.
      Felicidades, amiga. Te deseo lo mejor.
      Para mí lo mejor, es ya tener cerca a gente como tú.
      Por lo que le quito trabajo a los Reyes Magos.
      Un beso.

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  10. Eee eres una máquina humanaaaaaa, una fieraaaaaa, y yo me quejo de trabajoooo, madre santa bendita a!!!! La verdad es que normal que lleves tantos años en tu trabajo, el que vale vale y punto, no hay vuelta de hoja.
    Mira que te entiendo vecino, mientras te leía me reconocía porque sea cual sea nuestro trabajo nos dejamos la piel, intentamos hacerlo lo mejor posible y siempre muy hábiles. Yo durante 17 años trabaje como si mi responsablidad fuera llevar mantener la delegación. Mi jefe un día desapareció, así como lo lees, ya hacia tiempo que el no estaba bien, durante un año, vendí, coordine con técnicos, me encargue de proveedores, acreedores, bancos, y hasta falsifique su firma para que mis compañeros cobrarán. Hasta le transfería a su mujer porque estaba hundida, en fin un caos, cuando regreso fueron todo buenas palabras pero ahí quedo todo. la única baja que tuve fue la maternidad , las 16 semanas, cuando regrese mis compañeros no quisieron avisarme antes, pero no cobraron ni un duro y me estaban esperando para demandarle. Trabaje 17 años con el, combine universidad y trabajo, aprendí a su vera las picardías que jamás podrías imaginar, era un águila, se lo agradezco pero hay personas que no deberían tener empresas con familias trabajándole porque hay personas que no saben dirigir sólo saben ser comerciales, y para jugar con el pan de las familias, cualquier loco te puede joder tu vida.

    el Gran Cabezón sabe que tiene dos pedazos de fieras, ole por la parte que te toca. Un besazoooo para ti, y para ti doña ( te echara de menos tantas horas fuera, pero mira que descansada debe de estar jajaajjaajajAj) y un achuchon a la nena. besos. Amelia.

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    1. No me considero un fiera ni me considero nadie fuera de lo normal, vecina. Tengo un trabajo, sé cómo hacerlo, depositan cierta confianza en mí y es esa confianza (no el precio que me pagan por ella) la que me hace defender mi puesto y mi Empresa por encima de todo. Creo que ser depositario de esa confianza, ya es un valor añadido que no tiene nada que ver con el dinero...
      Pero ya veo que me entiendes. Cuando esa confianza redunda en una dejadez total por parte de quien te la presta, es cuando te sientes estúpido: ¿qué hago? ¿Mi jefe duerme ya en los laureles y yo me parto la cara por algo que no es ni más ni menos que "mi trabajo"?
      ¿Yo soy empresario de nada? ¿Yo participo en beneficios ni acciones...? Yo hago mi trabajo y no me quejo. Pero quiero que me lo valoren o me lo critiquen: quiero "algo".
      En fin.
      Te deseo lo mejor. Ya hemos acabado con este jaleo navideño y ya viene todo más tranquilo... o sea, jaja, que más de uno nos estamos haciendo a la idea de que vamos directos al paredón: léase al Paro.
      Así es.
      El Gran Cabezón aparecerá con las municiones necesarias. O algo peor: me pasará la escopeta y me ordenará disparar... Y a eso te juro que me negaré.
      Besotes, preciosa. Y es tiempo de alegría. De disfrutar de nuestra gente y de dar gracias a que cumplimos años. ¡Adelante! ¡Adelante! ¡Siempre adelante!
      Besos a todos.

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  11. Sin resuello me he quedado después de leer esta entrada épica. Todo un reto escribirla -y tan bien escrita- después de ese maratón. ¡Homérico!
    Un abrazo, Jesús.

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    1. Pero es, amigo, ese "sin resuello" que te hace sentir satisfecho. Esa parada de diez minutos después de una marcha a paso ligero con 23 kilos a las espaldas. Es ese suspiro y ese caer redondo en la cama o en el suelo de una tienda de campaña, diciendo: "lo hice".
      Y no le doy más mérito a la entrada. Me he relajado haciéndola. Ha sido mi terapia. Ya sabes de sobra, que cuanto mayor es el cansancio mayor es la dificultad para conciliar el sueño... Y esta larga entrada, sólo la hice con la pretensión de irme durmiendo sobre el teclado.
      Gracias por tus palabras. Siempre me animas, cojones.
      Un abrazo.

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  12. Me ha encantado y emocionado muchísimo, en los tiempos que corremos, un trabajo y un trato tan humano, es que no sé como expresarlo, esa camadería entre compañeros con los que pasas más hora que con la familia, esa complicidad del trabajo bien hecho y de las largas horas compartidas. Uff, qué buenos recuerdos de cuando he tenido esas sensaciones siendo yo la empleada. Admirable Jesus, no pierdas nunca ese espíritu!
    Besitos y felices fiestas!

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    1. Son sobre todo, amiga, muchas horas compartidas de noche. Y trabajar de noche une mucho más que trabajar de día. Estar hombro con hombro a las dos, a las cuatro, a las cinco y hasta las siete de la mañana en que amanece, crea una camaradería muy especial y unos vínculos que sobrepasan el simple compañerismo. De noche, a solas, sin nadie, sin ayuda, sin "soporte"... no se tienen empleados al lado, se tienen colegas o socios. No hay más.
      Besos, linda, y felices fiestas.

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  13. Magnifica entrada apasionada, vehemente, sincera y enhorabuena por llevar el trabajo de la manera que expones.Importante es sentir la satisfacción del trabajo bien hecho. Eso no tiene precio.
    Te deseo salud y que seas feliz, especialmente en estas fiestas, cuando tengas el descanso merecido tras estos agobios.
    Recibe mis saludos
    Anna J R

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    1. Intento siempre, amiga, sentirme satisfecho con cuanto hago, sea lo que sea y me guste o no. Es la única manera que conozco de tirar adelante. No es que sea especialmente optimista, no tiene nada que ver con el optimismo. Y tampoco creo ser una persona positiva... Pero con lo que hago, me comprometo siempre.
      Es un defecto como otro cualquiera.
      Te deseo lo mejor, amiga. Y sobre todo (porque soy un gran egoísta) deseo seguir contando con tu amistad.
      Un fuerte abrazo.

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