sábado, 5 de enero de 2013

-- Okupas en un blog.

     Dos palabras tan dispares como multiplicarse y dividirse, son las que definen a quien escribe con más o menos asiduidad... llamémosle Escritor: publique o no, sea famoso o no, viva de ello o no. Escriba bien, escriba mal o escriba medianamente bien o medianamente mal.
    
     Quien cumple con el solo precepto de escribir de higos a brevas, es Escritor.
    
     Y el escritor se divide en mil personajes o se multiplica en mil personajes. Es lo mismo. Escribir es inventar. Inventar es dejar vivir en paz a los okupas de tu fantasía.

-- No está mal. ¿Y las autobiografías?
    
     Peor. O mejor. Cuanto más se escribe sobre uno mismo, más se inventa. Y al revés: cuanto más personajes inventas, más te delatas a ti mismo.

-- ¿Por dónde vas hoy, Tadeo Sila?
    
     Ya ves: ni siquiera son mis apellidos. O sea, que hasta el autor de un blog que inventa un personaje acorde al artículo que quiere escribir... es un autor a su vez inventado.

-- ¿Y eso cómo se come?
    
     Eso no se come. Se lee. Jesús Tadeo Sila, no existe. Jesús Tadeo Sila es un personaje que Yo he creado para que a su vez firme cuanto yo le digo que escriba.

-- ¿Has estado con el champán hasta hoy? Estamos a cinco, te lo advierto.

      Para nada.
    
     Pero mira, ocurre que a veces quien te lee se pierde. Puedes escribir desde cualquier ángulo, desde cualquier perspectiva, exactamente igual que si haces una foto o realizas un dibujo. Tan válido es decir "él la besó" como "ellos se besaron" ó "ella lo besó" ó "yo la besé". ¿Qué tienes? Lo mismo: dos personas y un beso.
    
     Sin embargo, los que solemos escribir utilizando la primera persona del singular parece que estamos más expuestos a parchear la diana de quien nos lee.

     De casi un ciento de artículos que en este blog llevo escritos, la mayoría los he redactado en primera persona. ¿Por qué? Eso no viene a cuento. Eso es el artículo, la historia o el relato el que te lo va pidiendo... Empiezas sin nada concreto, pero al cuarto o quinto párrafo algo te dice que no es la manera, que así no marcha la cosa, que así no sale. Y empiezas de nuevo "enfocando" desde un punto distinto, como quien gradúa  el objetivo de una cámara para tomarle la distancia exacta o el contraste idóneo a la fotografía que quiere hacer.
    
     O empiezas con un "tema serio" (¿hay alguno que no lo sea?) y al final lo que parecía tragedia remata en comedia... O al revés. Empiezas con...

-- Al grano, Tadeo: al grano.
    
     Al grano vamos.
    
     Si en Libros con Polvo alguien se encuentra una carta en un libro de segunda mano, ese libro y esa carta y ese alguien ... no he sido yo.

     Si en El Coloso un niño recuerda a su padre, ese niño no soy ni he sido yo.

     Si en Justicia ando ganduleando entre rejas... tampoco. Tampoco soy yo.

     Y si en Amanecer, como un extraño en casa, un hombre acaba de perder el trabajo...

     Y si en Ella siempre, un sueño erótico coge de la mano a la conciencia... y la saca a bailar...
   
     O si un Rodríguez deja una carta a su santa esposa... No soy yo.
   
     Ni los Extractos de mi Diario Íntimo me pertenecen.

      Ni La Muñeca más turbadora del mundo me poseyó, una tarde de adolescencia.

-- ¿Pero estás cabreado?

     Para nada.
   
     Estoy sencillamente orgulloso.
   
     Porque una de dos: o quien me lee me cree o cuanto escribo parece creíble.
   
     Y en un caso u otro, es para sentirse satisfecho.

-- ¿Orgulloso de engañar a la gente?
   
     Por supuesto. Satisfecho de que no lleguen a saber nunca cuándo escribe Tadeo o cuándo escribe Sila o cuándo escribe Jesús.

-- Pronomen, nomen y cognomen. O sea, tres en uno.
   
     Exactamente. Pregúntale a Dessjuest. O uno en veinte.

-- ¿Y esto quién lo escribe, entonces?
   
     Jaja. Esto es una respuesta personalizada a los comentarios que me llegan por correo electrónico y a los que, por falta de tiempo, no puedo contestar de uno en uno, como hago con los que me dejan directamente en el blog.
   
     Y de esos comentarios entre sombras, que no ven aquí la luz, son muchos los que me etiquetan dependiendo del relato que les haya caido en gracia leer.
   
     Y no es así. Para nada. Ni santo ni diablo. Son los okupas de mi blog quienes se hacen protagonistas merecidos de cada historia.
   
     A veces, mi personaje me permite escribir a mí. Pero son las menos. La mayor parte del contenido de este blog, pertenece a ese desdoblado o multiplicado personajillo que responde al nombre de
 
   
    

32 comentarios:

  1. Al grano, ... que escribes muy bien, seas Jesus Tadeo Silva o no, sino que le pregunten al querido Dess, para muestra las anotaciones que nos pones, y que espero que este año se multiplequen, miles de abrazos

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    1. Que no, que no. Que son los otros, jaja...
      En ocasiones, los escucho andar por aquí y les dejo hacer. Y después, vengo a recoger sus frutos y los parabienes que me dejan.
      Miles de abrazos, amiga. Gracias por andar cerca. Te deseo lo mejor.

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  2. En algún momento de recorrido bloggosférico me hice seguidora tuya y hoy apareces en primer lugar de las actualizaciones. ¡Chapeau!, jesús Tadeo heterónimo de quien seas.
    Leer esta entrada ha sido un auténtico placer.
    Saludos

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    1. El placer es verte por aquí y recibir ese !chapeau! de ti. Y puedo asegurarte (pero entre tú y yo) que te responde Jesús.
      Besos y gracias.

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  3. Sinceramente y sin ánimo de criticar, o sí, para que engañarnos, no entiendo muy bien el interés enfermizo por averiguar si eres tú o no el protagonista de tus relatos, si eres un preso, o un parado, o un cabrón.
    Tus personajes, reales o inventados forman parte de ti, se manifiestan a través de ti como si fueras un medium, y transmiten, eso es lo único importante, que llegan.
    Te lo dije en otra ocasión, yo no sé hacerlo, ésto es ser un escritor, dedicarse a relatar experiencias propias no tiene demasiado mérito, aunque al final todos terminamos convirtiéndonos un poco en personajes inventados.
    Besos Jesús Tadeo Sila, como no conozco a otro, para mí éste eres tú, no necesito más.

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    1. Para que veas, hermana, esto es como todo, que a cada uno se le da mejor una cosa que otra. Yo, personalmente, no valgo para relatar experiencias propias... Valgo pero valgo muy poco. Quiero decir con ello que al tercer renglón empiezo a "aliñármelo", a inventar lo que nunca ocurrió y a exagerar lo que jamás llegó a ser.
      No valgo para un llevar un diario ni siquiera en privado. Soy un verdadero desastre. No valdría para historiador.
      Detrás de todo cuanto escriben mis okupas, no olvides nunca que los comentarios me los dejan responder a mí.
      Conque el beso que recibes de vuelta, es Mío.Personal e intransferible. Y por supuesto que sincero.

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    2. Así lo recibo, el beso digo.
      Y por supuesto que cuando se cuentan experiencias propias, siempre se aliña, se adorna y se exagera un poquito, hay que ponerle sal para que tenga algo de chispa, y además es inevitable y humano, hasta cuando explicas algo de palabra se hace.

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    3. Su puntito de sal, su puntito de "humanidad" se hable de lo que se hable. Eso es lo que nos hace ser únicos, por supuesto, y esa es la verdadera firma que autentifica un relato.

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  4. La verdad es que me da lo mismo que seas o no nazareno, Tadeo o Iscariote, tengas algo que ver o no con Lucio Cornelio. Desde hace tiempo te llamo amigo, compañero o socio y lo que me importa es que me gusta lo que escribes.
    Un abrazo.

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    1. Pues el placer es mutuo.
      Tampoco me importa demasiado quién de mis desdobles escribe aquí, mientras lo hagan con un mínimo de respeto y cariño y manteniendo siempre las puertas abiertas a un diálogo.
      Me importan, eso sí, quienes me leen, desde el momento en que puedan disfrutar o puedan tener la absoluta libertad para opinar lo que quieran.
      Tengo la fortuna, eso sí, de que me llamen amigo, socio o compañero: con la misma sinceridad conque yo puedo llamar a los demás lo mismo.
      Es lo bonito de esto y lo que me importa.
      Un abrazo, socio.

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  5. Anticipo mi aversión más intensa a la cordura, de ahi que no sea dificil calificarme de loco cuando digo algo.
    Pero eso, a mi edad, es como tratar de discernir por que tengo el pelo blanco y las cejas negras.
    Vamos, una forma poco elegante de perder el tiempo.
    ¿Los personajes que dices te asaltan o existen, o imaginas o brotan me han hecho pensar que al fin y a la postre solo eres un jardin del que emanan los perfumes más agradables.
    No conozco Sevilla más alla de la habitacion de un hotel tres dias, pero si se que los mejores jardines de ahí, los hizo un francñés.

    Y tu eres eso: un remolino de perfumes en el que cada uno de los que te leemos notamos el aroma de la rosa que nos agrada y del que nadie puede decir que no huele nada.
    Discutir sobre el sexo de los angeles viene bien en un monatesrio, pero tratar de aveiguar quien escribe tras el nombre de Jesus Tadeo Sila son ganas de perder el tiempo porque lo importante no es el aroma que percibimos, sino el jardín que engalara el aire con lo que tiene dentro, aunque tenga altos y bajos.

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    1. Tus comentarios, viejo maño, merecen capítulo aparte.
      Los elogios, los admito y no puedo negar que siempre llenan y motivan.
      Pero tu manera de ofrendarlos, me van a hacer ponerme serio contigo de una vez, cabezota.
      Este año vas a retomar tu blog. A ver por qué leches está ahí desde hace meses aparcado en doble fila. ¿Qué le ocurre? Aquí (menos yo) hay gente que te puede asesorar. ¿Qué problemas tienes para no poder publicar en él? Problemas técnicos, claro, porque vida, recuerdos, inquietudes, historias y anécdotas y planes tienes para rellenar quince blogs distintos... Me voy a poner serio contigo. Si hace falta, abres otro blog, pasas todos los artículos al nuevo y sigues escribiendo. No debe ser difícil...
      Pero no me dejes comentarios con esa manera tan tuya de escribir cuando debieras de gastar tan encantador ingenio para hacer de tu blog todavía más de lo que ya es: toda una lección de supervivencia y clase.
      Conque al lío...
      El abrazo afectuoso que siempre te mando, eso sí, no te lo quita nadie.
      Gracias. Gracias de corazón.

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  6. Por supuesto, llamémosle escritor. Fíjate lo que dicen los diccionarios al respecto:
    http://merino1957.wordpress.com/2011/07/24/ser-escritor/
    ¡Anda qué no! Que dice siempre un amigo mío. Preguntarse íntimamente, e incluso indagar un poco en la vida de los escritores, para ver cuanto de autobiográfico hay en su obra puede resultar interesante e incluso esclarecedor. Obsesionarse en ello, a más de inquisitorial, resulta oscurantista. Hay que disfrutar de lo que se lee. Hacerte tus propias preguntas y encontrar tus propias respuestas, al márgen de lo que te cuente el autor. La obra sólo está ahí para que la disfrutes y la hagas girar como mejor te guste. Que una vez publicada, si la lees, es tuya.
    Un abrazo amigo y este año, a poco que pueda, nos vemos en Sevilla. Aunque no sea tu ciudad.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo, amigo. Si nos atuviéramos a la vida, las ideologías o los vicios de cualquier escritor, las estanterías de casa se nos quedarían vacías en menos que canta un gallo.Y hay gente que lee así, tú lo sabes. Hay gente que empieza un libro y se entusiasma y tanto se entusiasma que quiere saber algo de su autor y tanto quiere saber que cuando sabe y se entera de que el autor es franquista, nazi, homosexual, comunista, radical, carpintero o limpiabotas, tira el libro y no sigue leyendo... Los hay, ¡vaya si los hay!
      El autor debe de andar siempre entre líneas. Ni está ni se le espera: como mucho, se le intuye... Pero la realidad debe de ir de la mano de su personaje.
      Por descontado que nos vemos este año.
      Tan cierto como que desde mi ventana veo la torre Norte de la Plaza de España de Sevilla.
      ¡Un abrazo!

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  7. El protagonista de la historia siempre es el escritor, es quien da vida al personaje, real o imaginario.
    Excelente texto.
    Un saludo

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    1. Pues no.
      Yo he dado vida a mis hijos pero no soy el protagonista de sus vidas. Ni siquiera, mando en ellas ni por supuesto lo pretendo.
      Desde un relato de 200 palabras hasta una novela 60.000, el personaje debe de desvincularse totalmente del autor. Ese desvinculamiento es el que lo hace creíble. Pero ese desvinculamiento (y es lo de más hermoso tiene escribir) no es nunca "programado". No. El personaje, línea a línea, se separa de ti. Y lo vas notando y se lo vas permitiendo... porque te das cuenta de que el relato gana mucho más cuando quien lo protagoniza va tomando poco a poco las riendas, rompiéndote mil notas y haciéndote inútiles cien borradores.
      Yo, al menos, siempre lo he sentido así.
      De todas maneras, para imaginar no hay normas ni reglas. Hablo, simplemente, de lo que siento cuando creo vida en un papel en blanco.
      Gracias por tu comentario. Esto de escribir, es un tema muy bonito y con el que cualquier comentario es bienvenido, porque escribir, a más de bello, es tan personal como amar o ver una puesta de sol.
      Un fuerte abrazo y gracias por estar aquí.
      En el fondo, compartimos la misma pasión. Y la misma pasión nos hace compartir estos comentarios.
      Saludos.

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  8. ¿Por qué tenemos ese ansia de realidad? ¿Los reality-shows nos han comido tanto el tarro que no somos capaces de encarar la ficción? Yo es que ni me planteo si lo que leo es cierto o no. Me gusta o no me gusta. Y punto. Un besote!!!

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    1. Jaja. Vas al grano, del tirón.
      Pues sí. Cuando leo una novela o un relato, la mayoría de las veces me pregunto por el pasado o el futuro del personaje. Pocas veces me interesa el autor, a no ser por una cuestión personal o cultural.
      Jamás, desde luego, cuando a los trece años empezé a aficionarme a la lectura de la mano de Agatha Christie, se me ocurrió pensar que la señora fuera una envenenadora nata.
      Un besote, cielo. Y gracias.

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  9. ¡Buenísimo, Jesús! [Yo me siento más "Silvia Parque" que Silvia con ese apellido que tocó que estuviera en mi acta de nacimiento.]

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    1. Buenísimo, amiga, es escribir.
      Y quienes lo hacemos somos conscientes de que el mundo tiene miles de ventanas a las que asomarnos.
      Escribir es tan personal y tan encantandor, que temo que de un día a otro sea considerado un vicio pernicioso: porque jamás una droga me ha dado tanto.
      Gracias por el comentario y un besote... Silvia Parque.

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  10. "Cuanto más escribes de ti mismo más inventas y al revés: cuantos más personajes ceas más te delatas a ti mismo". Pues sí, así es.

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    1. jaja. Para que veas. Una frase que no estaba en el "borrador", surgió solita, pienso que nunca se me hubiera ocurrido si no hubiera dejado al lápiz correr libremente por la libreta...
      Y así, con todo...
      El día que escriba mi autobiografía, consultaré antes las notas de los personajes que he inventado... no sea que me olvide de algo.
      Un beso, amiga. Y graciAS.

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  11. Al final está claro que escribes sobre tí, sea de la manera que sea, que sea invención o no es lo de menos, porque siempre dejas algo tuyo en los personajes, me acuerdo yo perfectamente del de la cárcel y esos ojos tan negros que no sabías dónde miraban, un relato absolutamente genial.

    No creo que fueras tú, desde luego, pero me quedó muy claro que tus simpatías estaban con él, eso es lo importante.

    Abrazos querido mío :)

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    1. Esos ojos negros que nunca con certeza se sabía adónde miraban, no sé a quién pertenecían exactamente... pero creo que era un recuerdo fijado en mi mente de una cría que vi hace años en un Telediario.
      El resto del cuento, supongo que me lo daría ya hecho otro telediario, por desgracia.
      Y el personaje (haberlo tratado en primera persona, no lo habría hecho tan creíble) creo que podría ser cualquiera.
      Sí.
      Una historia "inventada", está hecha de mil pedacitos de realidad dispersa.
      Un abrazo, compañero.

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  12. Bueno...otros van a un psicoanalista argentino. Cada uno hace terapia como sabe ó como puede.
    Besazo

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    1. Todo lo que escribo, de una u otra manera, lo he vivido, ¡lo he tenido que vivir...!
      A veces pienso que la escritura es, en sí misma, un profundo trastorno de la personalidad. Y como tú, creo sinceramente que escribir ahorra un pastón en psicólogos y psiquiatras.
      Un beso, amiga. Y no dejemos de escribir.

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  13. En el mundo de la Literatura, lo importante no es quién sino cómo. O debería serlo. Ahí están los ejemplos de Salinger y Pynchon. Sin fotografías, sin conceder entrevistas a los periodistas, perdidos en algún lugar recóndito desde donde escribían. Hoy, sin embargo, parece ser que importa más el quién que el cómo. Sólo publican y ganan premios literarios los mediáticos, los conocidos. Nos hemos vuelto burros tirando de la manivela de la caja registradora de las fuerzas de mercado. Pero me salgo del tema. Eso es que todavía no he desayunado. Voy a ello. Sólo decirte que a mí me importa sobre todo cómo escribes, sea quien seas. Un fuerte abrazo, Jesús. El deber, digo el desayuno, me llama.

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    1. A Pynchon no lo he leído (tomo nota, porque soy un perro tras presas nuevas) y El guardián entre el centeno lo he leído unas seis veces sin lograr pasar nunca de la página 102 (lo sé porque tiene el piquito doblado). Bueno. Cuestión de ignorancia el uno y de gusto el otro.
      Con respecto a Premios Literarios, te doy la razón de la misma manera que pudiera dártela cualquier Premio Planeta de hoy día (otra cosa es que quisieran). Tengo algunos premios de narrativa (nada del otro mundo)en los que no había tongo ni matute (quizás, porque el galardón no pasaba de las 100.000 pesetas y una esculturilla). Pero tengo una carta muy curiosa (pero todavía demasiado reciente) que publicaré cuando lo estime oportuno, recibida por un conocido diario español en la que me proponían "ser merecedor del Galardón" unas tres semanas antes de que el Jurado Imparcial se sentara a deliberar.
      Me negué rotundamente (no por principios, sino porque la cuantía en metálico era menor de lo que me costaba trasladarme a Madrid con un traje de etiqueta) y olvidé la historia y ellos me olvidaron a mí.
      Miento. Yo no olvidé la historia. Y un día será un artículo más de este blog, con nombres y apellidos.
      En fin, que un abrazo, compañero. Que tengamos un buen año. Al fin y al cabo, somos blogueros con mucho curso de supervivencia hecho.
      Y el deber (tardío almuerzo con forma de lentejas de lata) me llama.
      Un abrazo... para ti y para tu gente.

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  14. A veces los personajes, dicen, hacen y escriben cosas, que la persona nunca se atrevería a decir.
    Besotes
    Ana

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    1. Es lo bonito... Cuando el personaje se hace a sí mismo y empieza a marcar sus propias pautas del juego. Entonces es cuando verdaderamente escribir se convierte en pura magia.
      Besotes, cielo.

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  15. Es curioso como casi todo el mundo que ha leído algo mío lo primero que me pregunta es si está basado en hechos reales, si tal personajes soy yo, etc. Y cuando respondo que no es así, parecen decepcionados.
    Como bien has dicho, "una historia está hecha de mil pedacitos de realidad dispersa", pero personalmente me gusta, en la medida de lo posible, que el dibujo general no sea una historia autobiográfica, si no todo lo contrario.
    Enhorabuena por el blog y por esos 100 posts publicados, desde luego tiene mucho mérito.
    Un abrazo.

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    1. Esa decepción de que hablas, la he conocido sobradamente. Y no creo que sea tanto una decepción hacia el autor sino una decepción porque el agujero de la cerradura sea tan diminuto y permita atisbar tan poco... La gente es curiosa.
      Hoy día contamos con una realidad paralela que nos permite escribir con mucha más verosimilitud que antaño. Hoy, tranquilamente, puedes describir con conocimiento de causa cómo reacciona una víctima cuando le cortan el cuello, cuando la arrojan desde una azotea o cuando le pasa por encima un camión, pongo por ejemplo. Es algo que estás harto de verlo en el cine. Hace un par de siglos, en verdad que o descuartizabas a tu vecino en aras del realismo o te arriesgabas a no llegar a la altura del impacto que pretendías lograr.
      Se podría hablar largo y tendido sobre ello. De todas maneras, el lector que te confunde con el personaje suele ser un lector poco versado o poco imaginativo. O un lector, quizás, demasiado apegado al suelo.
      Gracias por tu comentario, Jon, y por tus palabras generosas.
      Un cordial abrazo y un placer tenerte por aquí.

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